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Una soltera de Tarragona revoluciona First Dates: «Soy dominatrix, tengo a chicos como mascotas»

Soraya tuvo su cita con Federico, un chef italiano de 37 años que se dedica al póker profesional

Imagen de Soraya, la masajista de Tarragona que participó en First Dates.

Imagen de Soraya, la masajista de Tarragona que participó en First Dates.First Dates

Daniel Cabezas Ramírez

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El restaurante del amor de First Dates volvió a ser escenario de una cita curiosa. Soraya, una masajista sensorial de 39 años llegada desde Tarragona, se convirtió en protagonista de uno de los capítulos de este programa. Desde su entrada al local, su energía y su forma de presentarse despertaron la curiosidad de Carlos Sobera, pero nadie imaginaba lo que estaba a punto de confesar.

Durante su presentación, Soraya explicó que se dedicaba a terapias alternativas y que buscaba ayudar a las personas a “conectar energías”. Sin embargo, el verdadero momento de sorpresa llegó cuando, con total naturalidad, reveló su segunda ocupación: “Soy dominatrix. Tengo a chicos como mascotas”. La confesión dejó al presentador boquiabierto.

La cita fue con Federico, un chef italiano de 37 años que se dedica al póker profesional. Desde el primer momento, las diferencias entre ambos fueron evidentes. Soraya reconoció que el físico de su cita no era su tipo, asegurando que prefería hombres “fuertes y grandotes”. Él, en cambio, se mostró encantado con ella y la calificó de atractiva y con buen cuerpo.

Las discrepancias no tardaron en surgir. Mientras Federico hablaba con entusiasmo de su trabajo en la cocina, Soraya confesó que odiaba todo lo relacionado con el mundo culinario. “No me gusta cocinar, me da trauma”, reconoció entre risas, dejando al italiano sin palabras. Además, las constantes quejas del chef sobre su salud terminaron por agotar la paciencia de la catalana, que lo tachó de “muy negativo”.

El punto álgido de la cita llegó cuando Soraya explicó con más detalle su faceta de dominatrix. Federico, sorprendido, reaccionó diciendo que él también era “muy dominante”, lo que provocó un auténtico choque de egos. “Nunca intentes dominarme porque me vas a dar rechazo”, le advirtió ella, dejando claro que no estaba dispuesta a ceder el control.

El intento final de reconectar fue un masaje sensorial propuesto por Soraya, pero el experimento resultó incómodo. Federico confesó que se sintió “como un gorila en una jaula”, y ambos coincidieron en que no habría segunda cita. 

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