«Estuvimos 17 horas tirados en la estación de Tarragona»

Un grupo de ocho jóvenes zaragozanos vivió este fin de semana una odisea ferroviaria cuando intentaban regresar a casa tras unos días de vacaciones en Tarragona. La intensa DANA que afectó a Cataluña provocó la suspensión de numerosos servicios de tren, y ellos acabaron atrapados durante 17 horas en la estación tarraconense, sin información clara ni soluciones por parte del personal, según ha informado El Español.

Los jóvenes tenían previsto tomar un tren de regreso a Zaragoza el sábado por la tarde. Su billete marcaba la salida a las 17:15, con llegada a Delicias a las 21:10. Sin embargo, al llegar a la estación, todas las pantallas anunciaban la interrupción del servicio por causas meteorológicas. «Estuvimos 17 horas tirados en la estación de Tarragona», aseguran los jóvenes, en declaraciones recogidas por El Español.

La espera se alargó sin que se ofreciera una alternativa clara. Según el testimonio de los jóvenes, no se les proporcionó información suficiente ni asistencia por parte del personal de la estación. Incluso cuando algunos trenes comenzaron a circular a última hora de la tarde, su servicio, procedente de Barcelona –zona bajo alerta roja por tormentas–, seguía sin hora de salida.

Durante la noche, el grupo conoció a otros pasajeros en su misma situación, como unas chicas de Madrid que también iban a hacer transbordo en Zaragoza. Juntos pasaron las horas en el vestíbulo de la estación, intentando descansar en sillas o en el suelo. En un momento dado, surgió el rumor de que habían salido autobuses hacia Zaragoza, pero nadie les informó oficialmente.

Incluso se barajó la opción de buscar taxis para recorrer los más de 200 kilómetros hasta Zaragoza, pero no hubo conductores dispuestos a hacer ese trayecto a esas horas. Finalmente, agotados y sin más alternativas, pasaron la noche entera dentro de la estación.

El domingo por la mañana, tras horas de incertidumbre, se les ofreció finalmente un billete en el primer AVE disponible. A las 10:00, 18 horas después de su horario inicial de salida, los jóvenes llegaron a Zaragoza. La experiencia, que debía ser el cierre de unos días de descanso, terminó convirtiéndose en una larga espera marcada por la desinformación y la falta de recursos en un momento de emergencia meteorológica.