Diari Més

Educación

Les escuelas Prat de la Riba y La Vitxeta reciben el apoyo de Formación y Trabajo para compostar

La Fundación hace seguimiento y asesoramiento por los centros que lo solicitan

Fotografía de una sesión informativa de la Fundación Formación y Trabajo en la Escuela Prat de la Riba.

Fotografía de una sesión informativa de la Fundación Formación y Trabajo en la Escuela Prat de la Riba.CEDIDA

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Miquel Llaberia

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La Fundación Formación y Trabajo da apoyo en diferentes centros educativos para desarrollar un compostador a través de su proyecto ‘Compuesto con Valores’, que pretende fomentar la inserción sociolaboral y promover el compostaje comunitario. En la ciudad de Reus, en este curso escolar han sido dos los centros educativos interesados en recibir estos servicios de acompañamiento y asesoramiento: la Escuela Prat de la Riba y la Escuela La Vitxeta. La técnica de sensibilización medioambiental de la Fundación Formación y Trabajo, Arantxa Roca, comenta que son centros que «ya tenían compostador previamente», pero que por algún motivo u otro «no salían adelante de hacerlo funcionar». Un hecho que destaca, ya que según Roca es habitual ver esta situación: «A veces el docente no tenía bastantes conocimientos para hacerlo funcionar. A la teórica la puedes tener muy clara, pero después en la práctica hay detalles que se pueden escapar».

Por este motivo, lo que ofrecen es un acompañamiento que se basa en una primera actividad informativa que pretende involucrar en toda la comunidad educativa del centro, ya que «queremos que todo el mundo sepa por qué lo hacemos y cómo lo hacemos, no tan sólo los alumnos y maestros, sino también los conserjes o los monitores de comedor». A continuación, pasa en una actividad más práctica con el curso o clase encargada en que aprenden, por ejemplo, qué residuos pueden ir o no en el compostador. «¡Por ejemplo, a los niños muchas veces los impresiona que los chiclés no son precisamente compostables! Algunos piensan que cualquier residuo que tirarías en el orgánico puede ir al compostador, y no es así», señala la técnica.

Toda esta tarea se desarrolla por parte de trabajadores de inserción en la cual se convierten los «maestros compostadores» que se dedican a llevar a cabo las actividades. Posteriormente a toda la fase de aprendizaje, estos maestros quedan a disposición de las escuelas para poder acompañarlos y resolver aquellas dudas que surjan durante el proceso. Además, facilitan que el proyecto del compostador tenga continuidad, aunque el maestro que se encargara del proyecto se marche de la escuela. Sergi Bernal, maestro implicado en el proyecto en la Escuela Prat de la Riba, apunta que ha descubierto que hacer compostaje «tiene su dificultad, pero no es tan complicado». «Es cuestión de conocer cuáles son las variables que tienes que controlar para hacer que funcione, como es el tema de la humedad, la temperatura y qué residuos se pueden poner o no», añade.

Uno de los retos es aprender qué residuos se pueden utilizar o no

Economía circular

Al fin y al cabo tiene un objetivo pedagógico final muy claro, demostrar cómo un residuo no es necesariamente una cosa inútil y el concepto de una economía circular que nos permita reducir el consumo desmesurado. «Somos una escuela verde y, claramente, queremos mejorar en todo lo que sea el ámbito de la sostenibilidad. Además, creo que el compostador es una manera muy fácil de ver cómo podemos aprovechar un residuo para mejorar una cosa, que es nuestro huerto, y ayudar al ecosistema y al planeta», argumenta Bernal. Por su parte, la técnica de sensibilización medioambiental señala que el objetivo es que los alumnos adquieran un conocimiento que «tenga una huella en el territorio, para que a medida que vayan creciendo lo puedan replicar en su vida. El compostaje comunitario es la mejor manera de gestionar el residuo orgánico».

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