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Enkaru: del gusto por leer cómics a ilustrarlos

La ilustradora ganó el premio a mejor manga de autoría española en el 2024 y firmará en el Manga Barcelona 2025

Enkaru, nombre artístico d'Encar Robles, con un ejemplar de ‘Demon Quest’, obra galardonada a los Manga Barcelona Awards 2024

Enkaru, nombre artístico d'Encar Robles, con un ejemplar de ‘Demon Quest’, obra galardonada a los Manga Barcelona Awards 2024Gerard Marti Roig

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Encar Robles dibuja desde que tiene uso de razón. A los 8 años, ilustró su primer cómic, con la vida de perritos humanizados como hilo conductor, y ya no ha parado. Con el nombre artístico de Enkaru, su obra Demon Quest (Fandogamia) fue galardonada como el mejor manga de autoría española de los Manga Barcelona Awards 2024. El sábado 6 de diciembre, con un nuevo título bajo el brazo -Hell's Rain (Letrablanka Editorial), diseñado con guion de Gabriel Gamora y color de Champe Ramírez-, estará firmando en el Manga Barcelona en un par de sesiones.

A la pequeña Robles le encantaba leer, pero «si me dabas un libro sólo con texto, me aburría». Disfrutaba todavía más de ver dibujos, viñetas, figuras. Se inició con Mortadelo y Filemón y Esther y su mundo. A la adolescencia, se introdujo en el manga, el cómic japonés, con seriales de renombre como Dragon Ball o Ranma, y se enamoró de su estilo. «Entonces empecé a interesarme por publicar, me rondaba por la cabeza; siempre lo había enfocado como un hobby, un juego, pero ¿y si puedo hacerlo»?, rememora.

Con unos 20 años presentó su primer proyecto a una editorial. Fue rechazado. Diseñadora gráfica, estuvo trabajando en su ámbito de formación, pero «siempre tenía la espinita que yo lo que quería hacer eran cómics». Dicho y hecho, estuvo desarrollando Trisquel, que se convertiría en su ópera prima. «En aquel momento me adentré más en el mundo de la ilustración y el cómic y dejé de lado el diseño gráfico», explica.

Deseaba narrar una historia relacionada con los videojuegos y así nació Demon Quest, que plantea una dualidad de mundos a través de las dispares visiones de padre e hija. El síndrome del impostor apareció: no estaba segura si gustaría, temía que quedara a medio camino entre atraer a lectores jóvenes o adultos. El premio fue una grata sorpresa. Y es más: «Ha servido como a punto de conexión entre muchos padres e hijos» que lo han leído juntos. «Eso es muy bonito», se sincera.

Páginas del cómic ‘Demon Quest’, de Enkaru

Páginas del cómic Demon Quest’, de EnkaruGerard Marti Roig

El siguiente reto sería Hell's Rain, en el que la ciencia-ficción y las naves espaciales cogen protagonismo. «Sale un poco de lo que acostumbro a dibujar, pero lo he disfrutado muchísimo», afirma. Ya está trabajando en un nuevo cómic: Unfinished Tales, de la mano de David Braña y Maca Robles. Y «tengo más cosas en la cabeza».

Hoy día, Enkaru ha creado su estilo propio. Bebe del manga, de Rumiko Takahashi i Akira Toriyama, pero también de Sean Galloway y Joe Madureira. «Según el proyecto voy más hacia el manga o el cartoon, pero siempre es una mezcla», detalla. Sus obras han atravesado el océano y han llegado a los Estados Unidos.

Cuando empieza una nueva propuesta, necesita tener claro el principio y el final: «Sé de qué va el cómic, cómo empieza y cómo acaba, y la parte del medio la dejo un poco a la improvisación». Y es que «al final es como un juego». «Cuando conoces mucho a los personajes, es como si adoptaran vida propia y ellos van marcándote el camino», expresa Robles. Es como si el personaje cogiera el lápiz y trazara su recorrido. «A veces parece que te digan ‘por aquí no iré, quiero ir hacia allí’, y tú tienes que recalcularlo todo», menciona. Pero al final, el número de páginas es finito y toca tomar decisiones. «Mientras pueda, quiero seguir dedicándome eso», concluye.

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