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El Memorimage: entre el alumnado y el rey de Andorra

El festival internacional de cine arrancó el martes y ofrecerá una veintena de películas en las sesiones programadas hasta el viernes

Un instante de la proyección

Un instante de la proyección "Oniria 3", el cortometraje elaborado por el Colegio Sant JosepGerard Martí

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El Memorimage es un espacio de reencuentro y, a la vez, de descubrimiento. Con las imágenes de archivo como estandarte, permite poner la mirada al pasado, recordar, rememorar. «Un país sin documentales es como una familia sin álbum de fotos», reflexionaba al director artístico del festival, Agustí Argelich, citando al cineasta Patricio Guzmán. Pero es, justamente, navegante entre las capturas de la cámara, entre los fotogramas, entre los documentos y las facturas, que, a veces, un detalle refulge, sale de la penumbra y presenta una fascinante historia, que quizás pasó hace años y años, pero que no se le había prestado atención.

La vigésima edición del certamen cinematográfico subió el telón el martes con un caso propio de un thriller con tonalidades cómicas, de un Mortadelo y Filemón con métodos tan alocados como de sorprendente efectividad y donde, aunque el explosivo acabe estallando en los morros, el individuo sale indemne. El acto inaugural permitió conocer la vida de Boris Skossyreff: aristócrata, espía, diplomático, estafador, gigoló, robacorazones, mentiroso y autoproclamado rey de Andorra. «La realidad supera la ficción», reconocía Manel Piñero, al actor que lo interpreta en el documental de Jorge Cebrián.

Boris Skossyreff, el estafador que fue rey descubrió la fascinante trayectoria de un hijo de la nobleza rusa —nacido en el actual Lituània- que huyó de la revolución bolchevique, se movió por Europa y se estableció en Palma de Mallorca antes de centrar su diana en Andorra. En un momento de inestabilidad política en el coprincipado en que el pueblo anhelaba más soberanía, el sinvergüenza se presentó como garante de sus deseos y se autoproclamó monarca. No tardaría a entrar en disputa con el obispo de Urgell y a ser expulsado.

No obstante, el Memorimage no busca sólo la participación de los grandes cineastas, sino difundir la creatividad y el gusto por el mundo audiovisual y la memoria histórica entre la juventud. Si el MemoriJove ya buscaba acercar las obras y promover el pensamiento crítico, ayer en el Teatro Bartrina se proyectaron dos cortometrajes elaborados por los alumnos del Colegio Sant Josep y la Escuela Puigcerver.

Oniria 3, la propuesta del Colegio Sant Josep, partía de unas colonias a una masía. Desencantados y con ganas de volver a casa, uno de los jóvenes encuentra una cinta de casete. ¿«Qué es un casete»?, respondía su amigo. Con esfuerzo, conseguían conectarlo a la pantalla de televisión para analizar su contenido: se veían imágenes en blanco y negro, de personas disfrutando en aquel lugar. Podrían haber estado ellos perfectamente. Eso deriva en un tornado de emociones.

Por su parte, el proyecto de la Escuela Puigcerver empezaba con el recuerdo del día de Sant Pere de 1985. Mientras la familia miraba el pasacalle de los Niños, los padres dejaban a las criaturas solas para ir a comprar mantecados. Ni un minuto pasaría y la hija pequeña desaparecería. No se lo había vuelto a ver. 40 años más tarde, la protagonista decidía hacer de tripas corazón y volver a casa de sus padres por primera vez desde su defunción. Allí, entraba en la antigua habitación de su hermana, donde el tocadiscos, en funcionamiento, la distraía a cada rato. Removiendo entre cofres, encontró cintas de vídeo y álbumes de fotos. Aparte de traerle muchos recuerdos, hicieron que investigara sobre el culpable de la desaparición. Lo había tenido muy cerca.

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