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El Mas Miarnau da visibilidad al luto perinatal y a las "pequeñas cometas"

Tuvo lugar una festividad en recuerdo de los hijos que murieron en la gestación, el parto o poco después

La jornada acabó con el despegue de globo, en homenaje a los hijos que no están

La jornada acabó con el despegue de globo, en homenaje a los hijos que no estánDiario Más

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Cada 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Muerte Gestacional y Perinatal. Los jardines del Mas Miarnau fueron, ayer, el espacio de encuentro de decenas de familias que tenían en común la pérdida de un hijo durante la gestión, el parto o poco después de nacer. Era «la oportunidad de poder hablar de nuestros hijos e hijas sin tabú, de poder darnos un sitio, de ser durante el tiempo compartido, en ojos de todas estas personas que formamos parte, los padres y madres,» tal como se expresó en la lectura del manifiesto.

David Fernández, miembro del colectivo Dol d'Estels, que había organizado la festividad y que ofrece ayuda mutua entre los padres, explica que el luto que sienten es «muy difícil de entender», tanto para el entorno como para los mismos progenitores. «No acabas de entender cómo puede causar tanto dolor perder una personita que no has conocido y sobre la que no tienes ningún recuerdo», afirma. «Recuerdo a mi abuelo y lo recuerdo con amor, porque lo recuerdo vivo, y a mi hija no la puedo recordar viva; nos falta una muleta», expresa Fernández. Se trata de un dolor «desgarrador».

«Reconocer a nuestros hijos es un acto de respeto, de valiente y de puro amor», se reconocía en el manifiesto. Dol d'Estels programa grupos de ayuda mutua (GAM) para que las familias que han vivido la experiencia se conozcan, se escuchen, hablen; compartan y se ayuden, «acompañándonos, cogiéndonos de la mano cuando alguien no tenía fuerza, acompañando la angustia de nuevos embarazos, y de quién no tiene y no ha podido tener». «Transitar el luto es un camino que perdurará a lo largo del tiempo» y «a menudo es un túnel sin salida» en qué cada uno «vamos poniendo luz a nuestra oscuridad y hacemos brillar nuestras pequeñas cometas».

Para Fernández, la jornada en los jardines del Mas Miarnau fue como una «fiesta de final de curso». «Cuando voy a los GAM a hablar de mi niña, es como una reunión de padres que compartimos nuestras experiencias y, aquí, es un día festivo para recordarla», comparte.

«El luto, he aprendido que es amor. Es todo el amor que querrías dar, pero no puedes. Todo este amor que no se ha gastado permanece en la cola del ojo, al nudo de la garganta, y en aquel vacío que tienes en el pecho. El luto es, precisamente, amor, que no tiene un lugar donde ir, y este amor, este luto, pasa por muchos momentos, épocas con más fuerza e intensidad, otros con más calma y más lejos, pero siempre presente, porque los vínculos establecidos durante la gestación son vínculos fuertes y estables que perduran en el tiempo pase lo que pase», se reflexionaba en el manifiesto.

La festividad acabó con una elevada de globo, en recuerdo de los hijos e hijas que los padres no tenían con ellos. Sus «pequeñas cometas».

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