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Mar Roig: «Hay quien dice que el lujo es desorbitado, pero yo digo que aporta un valor añadido»

La experta en estrategia de marca y negocio reusense ofrecerá una charla en El Círcol el miércoles 22 de octubre a las 19.30 horas

Mar Rojo.

Mar Rojo.Cedida

Miquel Llaberia

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Hablas sobre las bambalinas del lujo. ¿Qué significa eso?

«Les bambalinas son lo que hacen que el lujo se haga notar. Es como las personas que nos dedicamos a gestionar marcas de lujo hacemos que destaquen, que generen deseo, que deje a la gente boquiabierta o que hace que una persona compre una carcasa de móvil por 500 euros en vez de una por 10 euros. Hay quien dice que el lujo es desorbitado, pero yo digo que aporta un valor añadido que construimos desde las bambalinas».

Entiendo que el valor añadido es muy superior al valor propio del producto, ¿verdad?

«Totalmente, hablamos de un producto amplificado. Los consumidores de lujo lo que piden no son simplemente productos, sino experiencias. Están dispuestos a pagar más para que aquello les aporte una experiencia que el resto de productos no les aportan. Yo siempre utilizo una metáfora que creo que es muy visual, que es el iceberg del lujo. Un iceberg es una gran pieza de hielo y hay una parte que tú ves que te parece muy grande, pero la mayor parte del iceberg está hundida. No se puede tocar, no se puede sentir, pero está allí y crea valor. Ahora bien, el producto es importante también, tiene que tener unas cualidades intrínsecas de materiales o de procesos de fabricación artesanos. Pero cuando hablamos de productos de lujo el valor añadido es clave».

¿Eso es una oportunidad para los artesanos?

«Sí, y más en un mundo como el actual. El producto de lujo es un producto escaso, diferente y de calidad, y por eso encaja muy bien con la artesanía. Nos llenamos mucho la boca de inteligencia artificial, realidad aumentada y todas estas cosas, pero nada de eso nos puede ofrecer el placer de tocar una textura agradable, de disfrutar con el paladar de un buen cava o un buen jamón. Todo eso cada vez será más escaso y, precisamente, una de las claves del lujo es la dificultad de acceso».

¿Y qué pasa con aquella gente que quiere acceder a este lujo, pero no se lo puede permitir?

«Por eso también existe una segmentación y otras categorías como el prémium. Tenemos que dejar claro que lujo y prémium no son la misma cosa, ya que el prémium sería un poco más accesible. Es como una pirámide, arriba de todo hay el lujo, más escaso, de más difícil acceso, pero de más valor, y a medida que vas bajando todo eso se invierte. Ahora bien, no todo es blanco o negro y, por este motivo, las empresas también se adaptan porque quizás un cliente sí que está dispuesto o es capaz de gastarse un dinero de más en alguna cosa, pero hasta cierto punto».

¿Cómo es eso de trabajar entre las bambalinas del lujo?

¡«Yo me lo paso muy bien! Hace mucho tiempo que trabajo y he estado muchos años fuera, aunque soy de Reus. He trabajado en empresas de muchos sectores como la automoción, la belleza o las bebidas espiritosas y la exigencia es muy alta. Tienes que aportar un valor en innovación, que la gente se piensa que la innovación tan sólo está en el producto y no, es también como le hablas al cliente, la página web, cómo interactúas, cómo es la tienda y la competencia es muy alta. Se requiere una excelencia y una precisión muy elevadas».

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