Cultura
Miró; hospitalario, generoso y presumido
La presidenta de la Fundación Joan Miró visitó El Círcol con motivo de los 50 años de la entidad

Fotografía de la conferencia de la presidenta de la Fundación Joan Miró, a Sara Puig, en el Círcol.
Los artistas son personajes únicos. Gente con una visión diferente de aquello que los rodea y, además, son capaces de plasmarlo en lugares donde, previamente, no había nada. Algunos de ellos, tienen la suerte de trascender e, incluso, ser recordados con el paso del tiempo. No obstante, Joan Miró ha ido más allá, ya que, aparte de su reconocimiento tanto nacional como internacional, ha sido uno de los referentes catalanes más importantes.
Para recordarlo, la tarea de entidades como la Fundación Joan Miró es imprescindible que, con motivo de su 50.º aniversario, su presidenta, Sara Puig, visitó ayer El Círcol de Reus. «Celebramos una historia de éxito. Creemos que Joan Miró estaría mucho contento con que su visión de crear una fundación para los ciudadanos, destinada a todos aquellos que visitaran Barcelona, haya perdurado», afirmó Puig.
Entre los diferentes elogios que la presidenta de la fundación dirigió a Miró hubo uno que quedó claro; generoso. «Él hizo varios regalos a la ciudad de Barcelona. Primero el mural en el aeropuerto para dar la bienvenida a los visitantes que llegaban en avión, después el mosaico en la Rambla para aquellos que llegaban por mar y después la escultura monumental Dona i ocell, que está en el Parque Miró, para dar la bienvenida a los coches que llegaban a la ciudad», explicó.
Una serie de regalos que definen otro grande aspecto de Miró; hospitalario. En este sentido, Puig destacó que, en cierta manera, «se hace imposible olvidarse de Joan Miró»: «Es como si lo tuvieramos dentro de nuestras venas todavía. Su carácter mediterráneo y su personalidad son muy catalanas, así que de alguna manera todos nos podemos acabar sintiendo identificados con él».
Relación con Reus
Por otro lado, la presidenta también mencionó la profunda relación que Miró tenía con Reus y su territorio: «Para él fue muy importante el Camp de Tarragona. Era de Barcelona, pero veraneaba en Mont-roig del Camp, en el conocido Mas Miró que actualmente se puede visitar. Y allí está donde él decidió ser artista». «A raíz de una temporada que pasó allí por mala salud estuvo pintando, desconectando y, entonces, tomó la gran decisión en contra de la voluntad paterna», añadió.
Con respecto a Reus, destaca la conocida historia de Miró con la sastrería Queralt, negocio histórico de la ciudad que cerró el año 2019 después de 110 años de historia. «Visitaba mucho Reus. Le gustaba mucho la plaza Prim y venía a hacerse los vestidos a la Casa Queralt».
De este hecho sacamos un tercer adjetivo sobre Miró; presumido. «Él era muy presumido, le gustaba siempre ir muy correcto allí donde estuviera. Entonces, admiraba mucho la manera artesanal en que Queralt trataba los materiales y su precisión a la hora de trabajar», comentó Sara Puig.
La relación entre Queralt y Miró tuvo lugar gracias a un tercer actor; Joan Prats, sombrerero de Barcelona e íntimo amigo del artista. Además, más tarde Prats fue uno de los que ayudó en la creación de la fundación. «Por lo que se ve, fue un día que uno de los clientes de Joan Prats fue Queralt y se fijó en que iba muy bien vestido. De esta manera empezó la relación que, más tarde, se añadiría Miró», apuntó la presidenta de la Fundación Joan Miró.