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El pueblo de Tarragona donde Picasso se inspiró para pintar sus cuadros

El paisaje, la arquitectura y la atmósfera tranquila dejaron una profunda huella en el pintor malagueño

Imagen de Horta de Sant Joan.

Imagen de Horta de Sant Joan.Catalunya Turisme

Daniel Cabezas Ramírez

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En el corazón de la comarca de la Terra Alta se encuentra Horta de Sant Joan, un pequeño pueblo enclavado en un entorno natural privilegiado, que no solo es una joya del patrimonio medieval catalán, sino también el rincón donde un joven Pablo Picasso encontró la inspiración para varias de sus primeras obras. El paisaje agreste, la arquitectura tradicional y la atmósfera tranquila dejaron una profunda huella en el pintor malagueño, que visitó Horta en dos ocasiones clave para su evolución artística.

Este pintoresco municipio se alza a más de 500 metros de altitud, dentro del Parc Natural dels Ports. Pasear por sus estrechas calles empedradas, admirar las casas de piedra con soportales y descubrir plazas con siglos de historia es, en sí mismo, un viaje al pasado. La plaza Mayor porticada es uno de los rincones más fotografiados, considerada una de las más bellas de Cataluña. Junto a ella, destacan el Ayuntamiento renacentista, la Casa del Diezmo y la iglesia gótica de Sant Joan Baptista.

La conexión entre Picasso y Horta de Sant Joan es tan fuerte que el municipio decidió preservar esa herencia artística a través del Centro Picasso, ubicado en el antiguo hospital del pueblo. Este espacio cultural reúne unas 200 reproducciones de obras realizadas durante sus estancias en 1898 y 1909, así como fotografías, documentos y objetos personales que permiten entender la relación del artista con este entorno rural. 

Fue precisamente en Horta donde el pintor se sumergió en el estudio de la naturaleza y experimentó con nuevas formas de expresión que más tarde darían paso al cubismo. Además del arte, Horta ofrece al visitante un importante legado histórico. La antigua prisión medieval, que aún conserva elementos como el pozo de castigo, hoy funciona como sala de exposiciones temporales. 

Pero Horta de Sant Joan también guarda sorpresas naturales. En sus afueras crece un auténtico testigo milenario: Lo Parot, el olivo más antiguo de Cataluña, con más de 2.000 años de historia. Con un tronco de más de siete metros de perímetro y una altura de ocho metros, este árbol monumental está protegido desde 1990 y se ha convertido en uno de los símbolos del municipio. 

Hoy, Horta de Sant Joan continúa atrayendo visitantes que buscan desconectar entre montañas, arte y silencio. Su equilibrio entre historia, naturaleza y cultura lo convierte en uno de los pueblos más especiales del interior de Tarragona. Y como el propio Picasso confesó alguna vez: "Todo lo que sé lo aprendí en Horta".

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