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Meteorología

Tarragona, uno de los epicentros de las tormentas extremas en España: los expertos averiguan el por qué

En los últimos años, Tarragona ha sido una de las provincias de España más afectadas por las inundaciones

Imagen de las consecuencias de las lluvias torrenciales de la DANA Alice en el Montsià.

Imagen de las consecuencias de las lluvias torrenciales de la DANA Alice en el Montsià.ACN

Daniel Cabezas Ramírez

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Durante estos últimos días, la DANA Alice ha descargado lluvia torrencial sobre el arco mediterráneo, provocando grandes inundaciones. Aunque Valencia y Murcia vivieron momentos críticos, fue en Tarragona, concretamente en las Terres de l’Ebre, donde los efectos resultaron más devastadores. Allí los barrancos se desbordaron, las calles se convirtieron en ríos y varias poblaciones quedaron aisladas bajo capas de barro.

La demarcación de Tarragona, por su posición en el Mediterráneo, su topografía y las condiciones atmosféricas que confluyen en el otoño, figura con frecuencia entre los territorios más golpeados por tormentas extremas en España. Una de las razones clave es la orografía costera y prelitoral que rodea Tarragona. 

Las montañas cercanas actúan como barrera al paso de masas de aire cálido y húmedo provenientes del Mediterráneo, obligándolas a ascender rápidamente. Ese ascenso favorece la formación de núcleos convectivos intensos y la regeneración de tormentas estacionarias, capaces de descargar grandes cantidades de lluvia en espacio reducido.

Otra causa decisiva es la temperatura del mar Mediterráneo, que en los últimos años está registrando anomalías térmicas superiores a lo habitual. Cuando el mar está más cálido, su capacidad de evaporación se incrementa, aportando al aire circundante mayor humedad disponible. Esa «gasolina» extra hace que, en condiciones de inestabilidad, las lluvias sean mucho más eficientes e intensas.

A su vez, la configuración atmosférica juega un papel determinante. En otoño, la formación de vaguadas frías en altura o bolsas de aire frío aisladas interactúa con el aire cálido del mar y con corrientes de viento que transportan humedad. La dirección y estabilidad de esos vientos en capas bajas pueden concentrar la precipitación sobre una franja estrecha, y esa concentración favorece que zonas como Tarragona soporten tormentas más severas.

Además, la combinación de suelo urbanizado y cauces y barrancos con pendientes acentuadas contribuye a que el agua no se absorba rápidamente. En muchas partes del territorio tarraconense, el sellado del terreno y la disposición de las redes de drenaje pueden agravar inundaciones locales, así que cuando llega el pico de precipitación ya hay poco margen para evacuar el exceso de agua.

Por último, el cambio climático actúa como un amplificador. Los factores climáticos clásicos (orografía, humedad, vientos) permanecen, pero ahora están sobrecargados por más energía térmica en el sistema atmosférico. Esto incrementa la frecuencia e intensidad de tormentas que se regeneran, que «se anclan» en un punto y descargan sin moverse. Esa combinación convierte Tarragona, más que muchas otras zonas, en una zona propicia para tormentas extremas.

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