SOCIEDAD
Un cuento que hace de puente hacia un nuevo hogar
La plaza Verdaguer acogió ayer una sesión de cuentacuentos del relato 'Aimar, és moment de navegar’

Imagen de la sesión de cuentacuentos que tuvo lugar ayer en la plaza Verdaguer. T Montse Bernaus, ilustradora del cuento.
El árbol de Navidad que ilumina la plaza Verdaguer cuenta con 5.300 bombillas, tantas como niños hay actualmente en Cataluña que esperan a una familia de acogida. Más de 400 de estos están en las comarcas de Tarragona. Así lo explica el tótem informativo que la Fundación Casa Sant Josep ha instalado durante las fiestas, justo al lado de la estructura luminosa. Ayer, sin embargo, no eran ni los colores ni el brillo del árbol los que cautivaban la atención de los más pequeños, sino la voz de Roser Bonet y los dibujos de Montse Bernaus, que mantenían a más de una decena de niños y niñas hipnotizados con las aventuras de Aimar.
Aimar, és moment de navegar es un cuento editado por la Fundación Casa Sant Josep e ilustrado por Bernaus, que ayer tarde acompañó la animada narración de Bonet, cuentacuentos colaboradora de la Cooperativa Cuentropía. Ambas fueron las encargadas de compartir la historia de Aimar, un niño que tiene que iniciar un viaje hasta su familia de acogida. Probablemente la mayor parte del público nunca haya vivido una experiencia similar. Tampoco habían tenido la oportunidad de leer o escuchar el relato, ya que el cuento no está en venta, sino que es una herramienta pedagógica creada para los niños que sí que tendrán que vivir esta travesía.

Montse Bernaus, ilustradora del cuento.
«Tiene una doble finalidad. Está creado para acompañar los niños y niñas que están haciendo este proceso de cambio, pero también es una herramienta de sensibilización, para que otros niños conozcan esta realidad y los que lo tienen que vivir no se sientan diferentes ni extraños», explica Gemma Marcos, responsable de la fundación. No es la primera vez que la historia de Aimar sale del CRAE y llega a las calles de la ciudad, que ya pudo disfrutar de una sesión de cuentacuentos durante las fiestas de Santa Tecla. La iniciativa también ha pasado por otros municipios tarraconenses, como Salou o Montblanc.
«Siempre es muy bien recibida, porque Aimar no deja de ser un niño como ellos. Les gusta hacer las mismas cosas y pueden sentirse identificados», dice Bonet. «Explicar el cuento en este formato tiene sus retos, porque es una historia muy concreta, pero también es muy bonita y llega muy adentro. Depende mucho de la edad del público; si son más pequeños teatralizo más, me centro en aquellas acciones que hace Aimar que les pueden resultar más próximas. En cambio, con niños más mayores puedo hablar más de sentimientos, de su relación con la madre biológica y la nueva familia de acogida», añade.
«A veces el mar está tranquilo, pero otras se mueve mucho y no se puede nadar», explicaba ayer al inicio de la sesión. A partir de esta metáfora, el cuento narra el viaje del protagonista, que tiene que dejar su isla de origen, rodeada de agua turbia, para iniciar un proceso de acogida. «Todo está lleno de simbolismo», señala Bernaus. «Las islas representan la familia de origen, el centro de acogida y, al final, la familia de acogida». En este recorrido, Aimar no está solo: Pepitu —una gaviota— lo acompaña en todo momento. Simboliza a los profesionales del centro. También aparece a las primeras páginas del cuento a través de dibujos hechos por los mismos niños y niñas del centro. «Es un pequeño homenaje para que se sientan parte del libro», apunta la ilustradora.
La sesión se repetirá este viernes, a las 17.30 horas.