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Investigación

Un nuevo método identifica las avellanas rancias sin sacarlas del embalaje

Una investigación liderada por la URV utiliza luz infrarroja para determinar el estado de oxidación de los ácidos grasos de las avellanas sin destruirlas

Imagen de avellanas.

Imagen de avellanas.Pixabay

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Investigadores de la Universidad Rovira i Vigili (URV) han desarrollado un método para identificar las avellanas rancias sin sacarlas del embalaje mediante una luz infrarroja que determina el estado de oxidación de los ácidos grasos de esta fruta seca, informa la universidad tarraconense.

Este sistema permite comprobar el estado en el que se encuentran todas las avellanas del paquete con un solo análisis, sin necesidad de preparar la muestra o destruirla, y, según sus autores, puede ayudar a mejorar las técnicas de almacenaje y los sistemas de distribución para reducir significativamente las pérdidas en el comercio de la fruta seca.

Las buenas prácticas en el tratamiento, almacenaje y distribución de las avellanas son cruciales para evitar pérdidas y garantizar su calidad a largo plazo, ya que el contacto con el oxígeno y la acción de la luz propician que se vuelvan rancias.

«La velocidad de oxidación aumenta cuando los frutos no son almacenados correctamente», dice el investigador del departamento de Química Analítica y Química Orgánica de la URV y autor principal de la investigación, Jokin Ezenarro.

Ante esta perspectiva, los investigadores han desarrollado un sistema para monitorizar la oxidación de las avellanas que permitiría a productores y comerciantes determinar su calidad antes de comprarlas o venderlas.

Este método utiliza una cámara hiperespectral, un aparato capaz de determinar el estado de oxidación en cada punto del paquete. «Es un espectrofotómetro que aplica un haz de luz en cada punto y ofrece información sobre la composición de la muestra en función de cómo interactúa», explica Ezenarro.

En este caso, el aparato utiliza radiación infrarroja, de más longitud de onda que la luz visible y con una frecuencia menor que la luz de color rojo, por lo que es invisible para el ojo humano.

Esta nueva técnica también ha permitido confirmar que la oxidación del avellanas se debe principalmente a la atmósfera con la que están en contacto y la luz en que están expuestas.

«Hemos comprobado que el almacenaje al vacío fue el más eficaz y que la exposición a la luz afecta significativamente a la estabilidad del producto», concluye Ezenarro.

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