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Un hallazgo de alto valor: los restos romanos de la avenida Andorra detienen la construcción de viviendas

La promotora hablará con Generalitat y Ayuntamiento para decidir el futuro del proyecto en el PP1

Imagen de una de las zanjas arqueológicas abiertas en los terrenos en los que se prevé la construcción de 300 viviendas en la avenida Andorra.
Gerard Marti Roig

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Tarragona

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Los restos romanos encontrados en la avenida Andorra son de alto valor y no se pueden trasladar. Eso obligará a la promotora, InmoCaixa, a rehacer el proyecto de urbanización en caso de que quiera salir adelante con la construcción de las 300 viviendas previstas. «Lo trataremos con la Generalitat y el Ayuntamiento para decidir qué hacer», informan fuentes de InmoCaixa a Diari Més.

El pasado mes de marzo, este medio adelantó que los restos romanos encontrados en los terrenos del PP1, al inicio de la avenida Andorra en sentido Tarragona, habían frenado la urbanización prevista, que ya contaba con la aprobación inicial por parte del Ayuntamiento.

Después de las excavaciones realizadas las últimas semanas se ha constatado la importancia de los restos romanos encontrados. «Los resultados obtenidos hasta ahora son suficientemente claros para constatar la incompatibilidad del proyecto de urbanización actual con la preservación de los restos arqueológicos», explican desde la Generalitat.

Los vestigios encontrados consisten en restos del acueducto romano del Francolí, de un edificio de unos 59 metros cuadrados, de un silo y de un posible entierro, pero podría haber más. «Se ha delimitado un área arqueológica que, muy posiblemente, se extiende por el lado sur, donde no se ha podido actuar y donde se observa una clara continuidad en la presencia de restos y estructuras antiguas», recalcan fuentes de la administración catalana.

El consejero de Patrimonio del Ayuntamiento, Nacho García, explica que desde el consistorio trabajaron con el objetivo de trasladar los restos y hacer posible el proyecto de urbanización, pero finalmente no ha sido permitido. «Los restos tienen un alto valor y no es posible trasladarlos», dice García.

Cuando se encuentran unos restos arqueológicos primero se estudian, con el fin de valorarlos, y después se pueden tomar tres decisiones: destruirlos porque no tienen valor, trasladarlos a otro punto o bien preservarlos. El proyecto de construcción que se planteaba ubicaba dos nuevas calles justo en el punto en el que se encuentran los restos más significativos. «Se verían afectados y parcialmente destruidos por las calles que se superponen», detallan fuentes de la Generalitat.

Más excavaciones

Con el fin de acabar de valorar la viabilidad del proyecto hay que completar la información arqueológica con nuevas intervenciones. Según explican fuentes de la Generalitat, estas excavaciones «permitirán concretar mejor la superficie ocupada por los restos». Con esta información, añaden, «se podrá modificar el proyecto de urbanización a fin de que sea compatible con la preservación del patrimonio arqueológico».

Los restos tienen la máxima protección del patrimonio cultural catalán. Cronológicamente, los expertos los proponen en una datación de época romana alto imperial (siglos I y II), en el caso de la calzada y los edificios principales. Sin embargo, también plantean la existencia de una fase anterior asociada a estructuras más sencillas situadas en cotas inferiores. Con los estudios hechos, InmoCaixa decidirá el futuro del proyecto.

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