Sociedad
La espectacular ruta de escalada con puentes y cascadas a solo una hora de Tarragona
La ruta, bautizada como la Capadocia catalana, destaca por su singular perfil de agujas, crestas y túneles de roca

Imagen del Castell de l'Airosa.
A tan solo una hora en coche desde Tarragona, oculto entre las montañas salvajes del sur de Cataluña, se alza un rincón que parece transportado de otro continente. En el extremo oriental del Parque Natural dels Ports, cerca del pequeño pueblo de Mas de Barberans, se esconde el Castell de l'Airosa, un conjunto de formaciones rocosas que evocan las famosas chimeneas de hadas de Capadocia, pero sin globos ni hoteles tallados en la piedra. Aquí, la naturaleza manda.
Este enclave —que algunos excursionistas y escaladores ya han bautizado como la Capadocia catalana— destaca por su singular perfil de agujas, crestas y túneles de roca que surgen entre pinares, sabinas y barrancos profundos. Su fotogenia, combinada con su carácter indómito, lo convierte en un destino irresistible para los amantes de la aventura.
El punto de partida se encuentra en el área recreativa de La Vall, a unos cinco kilómetros de Mas de Barberans. Desde allí, una cómoda pista forestal desciende hasta un pequeño puente que cruza el barranco de la Galera. Pronto se alcanza el Racó d’en Marc, un rincón sombrío y húmedo, con balmas, una cascada y una primera aguja ya equipada para iniciarse en la verticalidad. El murmullo del agua y la proximidad de las paredes generan una atmósfera casi mística.
Pero es a partir de ahí cuando comienza la verdadera aventura. El sendero se adentra en un terreno más escarpado, con tramos técnicos que alternan caminatas exigentes con pasos de escalada no equipada, pero fácilmente asegurables. Entre pinos retorcidos y bloques de roca, aparece un primer puente natural, antes de rodear la base del imponente Castell de l'Airosa.
Uno de los pasos más emblemáticos es la Foradada de l’Airosa, un arco de piedra que marca el inicio del tramo más técnico: una canal de unos 15 metros de escalada sencilla, sin equipar, pero accesible para quienes lleven el material adecuado. Tras superar este obstáculo, se alcanza la cresta final, aérea y panorámica, que culmina en un pequeño salto justo antes de hacer cima.

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Desde los 1.034 metros de altitud del Castell de l’Airosa, las vistas son simplemente espectaculares. El Delta de l'Ebre se extiende como una alfombra dorada en el horizonte, mientras que la sierra del Montsià y la Pica del Caro dominan el paisaje más cercano.
El descenso no es menos emocionante. Incluye rápeles, pasos colgados y una senda que regresa hasta el punto de inicio, cruzando paisajes esculpidos por siglos de viento, agua y silencio. Barrancos como el de Lloret o el de Orió ponen el broche final a una experiencia que combina naturaleza salvaje, técnica alpina y belleza sin domesticar.
Con acceso en coche convencional, aparcamiento, mesas y fuente, esta ruta es perfecta para quienes buscan algo más que una excursión dominguera.