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Los nueve pueblos de Tarragona recomendados por National Geographic para hacer una escapada

La lista incluye desde localidades colgadas sobre el Ebro hasta villas medievales enclavadas en la montaña

Imagen de Horta de Sant Joan.

Imagen de Horta de Sant Joan.Catalunya Turisme

Daniel Cabezas Ramírez

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La prestigiosa revista National Geographic ha vuelto a poner el foco en Tarragona, esta vez seleccionando nueve pueblos con encanto para una escapada con historia, naturaleza y arquitectura. Desde localidades colgadas sobre el Ebro hasta villas medievales enclavadas en la montaña, la lista pone de relieve la riqueza patrimonial y paisajística de la región. Estos destinos, muchos aún poco conocidos fuera del territorio, reúnen siglos de historia y ofrecen experiencias únicas al visitante.

Porrera

Ubicado en el corazón del Priorat, Porrera es un pequeño pueblo que no llega a los 500 habitantes pero que guarda un pasado vibrante y rebelde. En la Edad Media perteneció a la Cartuja de Escaladei, lo que supuso décadas de exigencias fiscales que desembocaron en enfrentamientos y revueltas contra la nobleza. 

Esta fama de insumisión le valió el apodo de «la población más revoltosa de Cataluña». Hoy, sin embargo, Porrera es un remanso de paz rodeado de viñedos, ideal para pasear por sus calles adoquinadas, descubrir sus famosos relojes de sol en las fachadas o visitar su iglesia parroquial de estilo neoclásico.

La Vilella Baixa

Conocida como 'la Nueva York del Priorat', La Vilella Baixa llama la atención por sus sorprendentes edificios de hasta siete plantas que se alzan sobre el barranco de Scala Dei. Esta arquitectura vertical, inusual en un entorno rural, le da un perfil urbano y pintoresco a la vez. 

El pueblo cuenta con un puente medieval de doble arco sobre el río Montsant, porches con arcos apuntados, un molino de inspiración neoárabe y una rica tradición vinícola. Es un destino perfecto para amantes del senderismo, la bicicleta de montaña y la gastronomía local.

Prades

Conocida como la 'villa roja' por el característico tono rojizo de la piedra con la que están construidas sus casas, Prades se encuentra en el corazón de las montañas que llevan su nombre. Este conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural, conserva murallas, calles empedradas y una atmósfera medieval única. 

Uno de los rincones más singulares del municipio es la ermita de la Mare de Déu de l’Abellera, ubicada en una cueva excavada en la roca. La plaza Mayor, con su fuente renacentista, es el lugar perfecto para disfrutar de una pausa tras recorrer sus calles.

Altafulla

Situada junto al mar, Altafulla es una localidad con dos almas bien diferenciadas: una marinera y otra medieval. A pie de playa se encuentra el Barri Marítim, donde antiguamente se situaban las tiendas y almacenes de pescadores, ahora reconvertidos en casas con encanto. 

En la parte alta del pueblo, el casco antiguo amurallado, conocido como la Vila Closa, conserva todo su sabor histórico y ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico. Destacan el castillo de Altafulla, la ermita de Sant Antoni y, especialmente, la villa romana de Els Munts, Patrimonio de la Humanidad.

Aiguamúrcia

Aiguamúrcia es un municipio del Alt Camp con varios núcleos de población, siendo el más conocido Santes Creus, que se desarrolló en torno a su imponente monasterio cisterciense. El Monasterio de Santes Creus, construido en el siglo XII, fue lugar de enterramiento de varios reyes de la Corona de Aragón y destaca por su sobria arquitectura medieval. Rodeado de viñas, encinas y caminos rurales, este pueblo combina historia, espiritualidad y naturaleza, haciendo de él una parada obligada para quienes buscan tranquilidad y patrimonio en estado puro.

Miravet

Encaramado sobre un meandro del río Ebro, Miravet ofrece una de las estampas más fotogénicas de toda Tarragona. Su castillo templario, situado en lo alto de un peñasco, formaba parte de la Ruta Domus Templi que conectaba antiguos enclaves de los caballeros templarios. 

La vista del río, las casas colgantes sobre la ladera y la iglesia vieja, levantada sobre una antigua mezquita, dan forma a un paisaje cultural singular. Además, el famoso paso de barca sin motor que cruza el Ebro sigue en funcionamiento, aportando un toque tradicional a la experiencia.

Horta de Sant Joan

Ubicado dentro del Parque Natural dels Ports, Horta de Sant Joan enamora con su trazado medieval, su patrimonio histórico y su conexión con Pablo Picasso, quien pasó aquí algunas temporadas clave en su carrera. 

El núcleo histórico está declarado Bien Cultural de Interés Nacional y destaca por su iglesia románico-gótica, la plaza porticada y las calles empinadas. También cuenta con el Museo Picasso, el Ecomuseo dels Ports y una joya natural única: Lo Parot, un olivo milenario que preside los caminos rurales del municipio.

Montblanc

Montblanc es sinónimo de historia viva. Capital de la Conca de Barberà, es famosa por albergar la muralla medieval mejor conservada de Cataluña. Entre sus callejones, se alzan edificios como el convento de San Francisco, la iglesia de Santa María y otras construcciones religiosas que reflejan el pasado esplendoroso de la villa. Su casco histórico es escenario cada año de la Semana Medieval de la Leyenda de Sant Jordi, una recreación histórica que transforma la localidad en una auténtica ciudad del medievo.

Siurana

Colgado sobre un acantilado en la sierra de Montsant, Siurana es uno de los pueblos más pintorescos de la Costa Daurada. Su ubicación privilegiada ofrece unas vistas impresionantes del embalse y del entorno montañoso, que también lo convierten en un paraíso para escaladores. 

Las leyendas sobre su pasado árabe, como la de la reina mora que prefirió lanzarse al vacío antes que rendirse, forman parte de su identidad. Entre sus joyas patrimoniales están las ruinas del castillo sarraceno y la iglesia románica de Santa María.

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