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El pueblo de Tarragona con la calle más estrecha de Cataluña: solo mide 57 centímetros
Esta calle no solo sorprende por sus pequeñas dimensiones, sino también por la historia que tiene detrás

Imagen de la calle dels Jueus, la más estrecha de Cataluña, en Sarral.
En el corazón del pequeño municipio de Sarral, en la comarca de la Conca de Barberà, se encuentra una joya escondida que pasa desapercibida para muchos: la calle dels Jueus, considerada la calle más estrecha de toda Cataluña, con apenas 57 centímetros en su punto más angosto. Esta vía no solo sorprende por sus dimensiones, sino también por su historia.
Sarral conserva todavía la tradición artesanal vinculada a la piedra semitransparente. Su economía, historia y paisaje urbano han estado moldeados por la extracción y el trabajo de este material, que cuenta con talleres activos y un museo local dedicado a su legado. Sin embargo, el patrimonio del pueblo va mucho más allá de esta artesanía ancestral.

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Entre sus principales atractivos se encuentra la Ermita dels Sants Metges Este templo destaca por su curioso contraste arquitectónico, ya que conserva un ábside gótico original, pero fue reformado en 1970 con un diseño de inspiración lecorbusierana a cargo del arquitecto local Josep Puig Torné. El resultado es un ejemplo único en la región.
La arquitectura del pueblo también revela su pasado indiano, con varias casas que reflejan la riqueza acumulada por los vecinos que emigraron a América y luego regresaron, dejando su huella en fachadas de estilo transatlántico. El Carrer dels Jueus, además de su peculiaridad física, tiene una fuerte carga simbólica.

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Su nombre remite al pasado medieval del municipio, cuando una pequeña comunidad judía residía en la zona. Aunque no llegó a constituirse un call (barrio judío) formal como el de Montblanc, la presencia hebrea está documentada desde el siglo XIII. Figuras como Roven Astruch o Dez Portell jugaron un papel importante en la economía local, especialmente en actividades financieras y sanitarias.
Hoy, esta estrecha calle —incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña— es un rincón que conserva viva la memoria de aquella comunidad. A pesar de su reducido tamaño, conecta puntos clave del centro histórico, como la Plaza de la Iglesia y la calle Major, serpenteando entre viviendas y arcos de piedra.