El pueblo de Tarragona partido en dos por una grieta

Barberà de la Conca, un pequeño municipio ubicado en la comarca de la Conca de Barberà, lleva años enfrentándose a una inusual y preocupante situación geológica que ha marcado su historia en la última década y media. Desde 2010, una enorme grieta ha partido el pueblo en dos, afectando tanto a la infraestructura como a las edificaciones más emblemáticas del lugar, incluida la iglesia de Santa María.

Este fenómeno, que inicialmente sorprendió a los habitantes y expertos, se atribuyó a las particularidades del terreno, que es rico en yesos y alberga fuentes y minas de agua. Sin embargo, estudios geológicos realizados por técnicos del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC) sugieren que la grieta podría haber sido causada por un episodio puntual, posiblemente relacionado con movimientos bruscos del terreno y no se espera que se repita en el futuro.

La grieta ha afectado gravemente la vida diaria de los habitantes, obligando a las autoridades locales y regionales a tomar medidas urgentes para asegurar la estabilidad del municipio. Durante los últimos años, se han realizado varias fases de intervención, como la construcción de muros de contención y la instalación de micropilotajes para reforzar los cimientos de los edificios dañados.

Estas obras han sido fundamentales para garantizar la seguridad de los residentes y proteger el patrimonio arquitectónico. Desde que se detectaron las primeras grietas en el 2010, se ha invertido casi 1 millón y medio euros en obras continuas, ya que la grieta se abre cada año entre 13 y 25 milímetros. 

A pesar de los esfuerzos realizados, la grieta sigue siendo una preocupación constante para la comunidad. Aunque las intervenciones técnicas han estabilizado la situación en gran parte, el pueblo sigue enfrentando desafíos importantes a nivel estructural y social. 

Los habitantes de Barberà de la Conca mantienen una lucha diaria para adaptarse a las condiciones cambiantes del terreno. Este fenómeno geológico ha convertido al municipio en un símbolo de resiliencia, donde la colaboración entre expertos, autoridades locales y vecinos es clave para enfrentar los efectos de la grieta y garantizar el futuro del municipio.