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Cascadas, bosque y pozas de agua turquesa: la piscina natural más fotogénica de Tarragona
El paisaje es impresionante y el descenso de las temperaturas hace que esta ruta sea más agradable

Imagen del Niu de l'Àliga.
Una de las piscinas naturales más espectaculares de Tarragona está en el corazón de las Muntanyes de Prades. Se trata del Niu de l'Àliga, un paraje de aguas turquesas enclavado en el valle del río Glorieta, muy cerca de la localidad de Alcover. Aunque en verano es un destino popular, es durante el otoño cuando este rincón se muestra en todo su esplendor.
Durante el otoño, este entorno se vuelve mucho más tranquilo que en los meses de verano, lo que permite disfrutar del lugar con mayor calma. El paisaje sigue siendo igual de impresionante y el descenso de las temperaturas hace que la caminata sea más agradable.

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El acceso al enclave es sencillo. La caminata comienza en la Ermita del Remei o desde el Mas de Forès, un área habilitada con aparcamiento (de pago), zona de pícnic y baños. Desde allí, los senderistas recorren un tramo bien señalizado que transcurre junto al curso del río Glorieta, entre encinas, alcornoques y antiguos molinos abandonados.
Durante el trayecto, el visitante puede disfrutar de varias pozas y saltos de agua que anticipan la llegada al Niu de l'Àliga, llamado así por la forma de su poza y por las historias locales que hablan de aves rapaces en la zona. El agua, cristalina y de tonos que oscilan entre el azul celeste y el verde turquesa, hace de este lugar uno de los más fotografiados de la comarca.

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Quienes decidan continuar la ruta, pueden llegar hasta las Fonts del Glorieta, manantiales que emergen de las laderas del valle y que en su día abastecieron molinos y campos de cultivo. Esta parte del recorrido es circular, de dificultad moderada, y ofrece aún más vistas del entorno natural, reforzando el valor ecológico del lugar.
A apenas media hora en coche desde Tarragona, y a algo más de una hora desde Barcelona, este enclave es una opción perfecta para una escapada de día. Su belleza, accesibilidad y tranquilidad lo convierten en un destino ideal para los meses de otoño, cuando el bosque se tiñe de dorado y la naturaleza invita a ser contemplada sin prisas.