Sociedad
Cascadas, miradores y monumentos: las 5 rutas de Tarragona que tienes que hacer este otoño
Otoño, con sus temperaturas más bajas, se convierte en la estación ideal para descubrir la provincia a pie

Imagen de una cascada en el Toll de Vidre.
Con el fin del calor intenso, el otoño se convierte en la estación ideal para descubrir Tarragona a pie. La provincia, conocida mayoritariamente por sus playas, guarda también tesoros naturales como bosques con pozas escondidas, rutas entre arrozales, desfiladeros de vértigo y restos romanos con siglos de historia.
A escasos minutos de la ciudad de Tarragona se alza el impresionante acueducto de les Ferreres, más conocido como el Pont del Diable. Esta antigua construcción romana, con más de 200 metros de largo y casi 30 de alto, es el corazón de una ruta circular muy accesible, de unos tres kilómetros. El sendero transcurre entre pinares y ofrece vistas panorámicas del monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad, en un paseo perfecto para familias o quienes se inician en el senderismo.

Alt Camp
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En el sur de la provincia, el Delta de l’Ebre acoge la ruta circular de Poblenou del Delta, ideal para quienes buscan tranquilidad y contacto directo con la naturaleza. Con 13 kilómetros de caminos llanos, el recorrido atraviesa campos de arroz, lagunas y humedales donde es fácil avistar aves como flamencos o garzas. Las vistas al mar y al perfil de la bahía del Fangar completan esta experiencia suave pero rica en biodiversidad.
Para los más aventureros, el Congost de Fraguerau, en el Parque Natural de la Serra de Montsant, ofrece un paisaje abrupto y sobrecogedor. El itinerario, de 10 kilómetros ida y vuelta, sigue el cauce del río Montsant a través de pasarelas y puentes colgantes. Uno de los puntos más emblemáticos es la ermita de Sant Bartomeu, encajada entre paredes de roca en medio del desfiladero.

Baix Camp
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Daniel Cabezas Ramírez
Entre la comarca del Priorat y el Baix Camp se esconde la ruta de Els Gorgs y Siurana, una combinación de pozas de agua clara y miradores naturales. El recorrido, de unos 12 kilómetros y dificultad media, parte de La Febró y se adentra en bosques y barrancos, con desniveles que recompensan al caminante con vistas espectaculares al embalse y al famoso pueblo de Siurana, colgado sobre el precipicio.
Por último, en la frontera con Teruel, la ruta del Toll de Vidre permite descubrir una piscina natural de aguas transparentes en pleno Parque Natural dels Ports. El itinerario, de 8 kilómetros y algo más exigente por su relieve, empieza en Arnes y recorre bosques, cauces y pequeñas elevaciones hasta alcanzar el paraje principal, donde el río Algars ha formado una poza de belleza cristalina. Menos concurrida en otoño, es una joya para quienes buscan calma y paisajes vírgenes.