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Agua, residuos y transporte público: necesidades para la estructura del Camp de Tarragona

Una propuesta para el Camp de Tarragona: «Empezar por una estructura voluntaria»

La construcción de la futura área metropolitana del Camp de Tarragona todavía se tiene que definir y concretar.Freepik

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«No generarás una administración para hacer vivienda, no tiene sentido», asevera Ramon Torra, que ve en el camino que ha seguido Barcelona a lo largo del siglo XX una hoja de ruta válida también en otros territorios. Un proceso que enlaza los vínculos históricos con las necesidades de los tiempos modernos. El agua y la basura, en primer lugar. Y el transporte público, más adelante.

Sin embargo, políticas metropolitanas que no han vivido siempre bajo el paraguas de una administración, porque los gobiernos de CiU vieron en la Corporación Metropolitana de Barcelona un segundo gallo que daba demasiada guerra dentro del gallinero de las mayorías absolutas.

Desde el año 1987 y hasta el 2010 no existió ninguna administración metropolitana pero Torra recuerda que el despiece de aquella corporación generó la creación una mancomunidad de municipios que, de forma voluntaria, perpetuó el deseo de trabajar conjuntamente y, también, de contraponer el color rojo al azul de la Generalitat.

Aquella mancomunidad se centró en cuestiones de planeamiento urbanístico. Y, mientras tanto, los servicios de agua, de gestión de residuos y de transporte público metropolitanos fueron ganando músculo y extendiéndose por necesidad por todo el territorio, a la vez que los municipios ensayaban fórmulas para ampliar servicios, como la promoción de vivienda pública.

Pueden encontrarse similitudes evidentes con Tarragona. El agua, los residuos, ya mancomunados en nuestra casa, y el transporte público, la asignatura pendiente. También son palmarias las diferencias. Allí, los municipios tenían un aliciente económico para agruparse a la democracia recién nacida, juntos pudieron equiparar su financiación a la de Madrid y antes de constituir la AMB ya existían tributos de cariz metropolitano.

Lejos de esta situación, el problema de la financiación emerge en las plazas tarraconenses. «Empieza por alguna estructura voluntaria en determinados temas, y después dar el salto para institucionalizarlo. Montarlo de cero es muy difícil y, la financiación es la clave», aconseja el responsable de vivienda del Área Metropolitana de Barcelona.

Centrar la partida

El agua, los residuos urbanos y el transporte público. En el juego de la butifarra estarían la manilla, el as y el rey. El Camp de Tarragona ya tiene resuelta la cuestión del agua desde los años ochenta con el minitrasvase, aunque cada vez se sienten más fuertes las voces para avanzar en la reducción de la dependencia de agua del Ebro.

Los ocho ayuntamientos que hoy integran el autollamado Grupo Impulsor del Área Metropolitana del Camp de Tarragona financiaron ahora hace 30 años la planta incineradora de Constantí, en una especie de espejo histórico que dibuja con más claridad qué es el centro del Camp de Tarragona. La Canonja, Constantí, Cambrils, Salou, Vila-seca, Valls, Reus y Tarragona.

Con la manilla y el as ya sobre la mesa desde hace más de tres décadas, lo que queda para jugar en la partida metropolitana tarraconense es el transporte público. El rey. La sota y el caballo no son menores, y pueden decidir partidas en la butifarra, pero no son las cartas que se suelen jugar de entrada.

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