Educación
El 40% del alumnado tarraconense de la educación obligatoria estudia en una escuela cristiana
La presencia de las comunidades que fundaron los centros ha ido desapareciendo en Tarragona

Tarragona tiene hasta diez centros de este tipo
El 40% del alumnado de la educación obligatoria en Tarragona estudia en escuelas cristianas concertadas, a unos 7.500 estudiantes. La ciudad es una de las que registra una proporción más elevada por toda Cataluña.
Desde hace 340 años, con la creación de la primera de estas escuelas, ha sido un actor educativo «de primer orden» en la ciudad y lo sigue siendo. «La mayor parte de estas escuelas fueron fundadas por congregaciones religiosas femeninas o masculinas que tenían como finalidad dar una educación vinculada al hecho evangélico, preferentemente a niños y niñas de familias humildes,» explica Rafael Muñoz, delegado diocesano para la educación del Arzobispado de Tarragona.
El primero fue el Colegio Sant Domènec de Guzmán, fundado por las hermanas dominicas en 1684. Después llegó el Colegio Lestonnac-L'Ensenyança, en 1698, impulsado por la Compañía de Maria. «Todas ellas contaban con profesorado que habían dedicado su vida a la formación del alumnado desde su vocación eclesial, como religiosas, religiosos o presbíteros,» indica Muñoz. En el siglo XIX se abrieron tres nuevos colegios. El Madre de Déu del Carme, el Santa Teresa de Jesús y el Vedruna Sagrat Cor. «Con el paso de los años, muchas de estas escuelas, vieron como la presencia de las comunidades que fundaron los centros iban desapareciendo, a medida que iban disminuyendo las vocaciones religiosas. Había que reinventarse y la mayoría lo hizo con la creación-transformación de fundaciones propias, que sin renunciar al carisma fundacional, adaptaban sus proyectos educativos para ofrecerlos, renovados, a una nueva sociedad más plural donde hay que educar en entornos interreligiosos e interculturales,» expone Muñoz.
Marcha de religiosas
En el siglo XX, ya se fundaron las escuelas más recientes. Fue el caso del Colegio la Salle, El Carme, el Sant Pau Apòstol, la Salle Torreforta y el Juan XXIII. La marcha de las religiosas de la Compañía de Maria del Lestonnac despertó la curiosidad de muchos tarraconenses, pero el hecho es que ya hace años que son poquísimas las religiosas que todavía tienen incidencia docente en sus escuelas. «En el mejor de los casos, allí donde hay comunidad, prestan un servicio de acompañamiento moral con su ejemplo carismático», dice Muñoz. La Escuela del Carme, Dominicas y Teresianas son las únicas que tienen alguna religiosa todavía en el equipo de dirección.
Así todo, la escuela cristina concertada afronta importantes retos de futuro. «En los últimos años, el número de alumnos con necesidades educativas de carácter socioeconómico escolarizados en estos centros ha experimentado un crecimiento muy significativo. En sólo siete años, se han quintuplicado. En el conjunto de Cataluña se ha pasado de 10.873 alumnos el curso 2017-2018 además de 57.000 el curso 2024-2025», argumenta Muñoz.
Esta situación tiene un impacto directo en la economía de los centros y desde el Arzobispado se apunta a la Conselleria de Educación para solucionar el problema. «Resulta difícil exigir a las escuelas concertadas que asuman en solitario una responsabilidad que tendría que recaer sobre el conjunto del sistema educativo sostenido con fondos públicos», denuncia al delegado diocesano. Una situación que genera debate dentro de la comunidad educativa.