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Cultura

El arte como resistencia, memoria y refugio

Nadine Feghaly condujo ayer una visita guiada de la exposición ‘Crits silenciosos’

La visita se enmarca en la V Semana de los Derechos Humanos de Tarragona.

La visita se enmarca en la V Semana de los Derechos Humanos de Tarragona.Tjerk van der Meulen

Marta Omella
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Tarragona

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Para Nadine Feghaly el arte es una herramienta de resistencia, pero también un refugio, una vía de sanación. La ilustradora, activista y arteterapeuta libanesa descubrió esta posibilidad en el 2006, cuando la guerra entre Israel y el Líbano le resquebrajó el paisaje.

Ahora, casi veinte años después, sus obras y su mensaje han dejado huella por todo el mundo y estos días también en Tarragona, donde una selección de sus ilustraciones decora las paredes del Pati Jaume I del Ayuntamiento. Crits silenciosos: dones i terra del Pròxim Orient, este es el nombre que recibe la colección de Feghaly, la cual se podrá visitar hasta este domingo.

La muestra protagonizó ayer el inicio de la V Semana de los Derechos Humanos, con una visita guiada conducida por la misma artista. «La colección nace de la necesidad de escuchar aquello que tantas veces queda silenciado y dar voz a las mujeres que resisten en medio de tanta oscuridad y a la tierra que carga en silencio nuestros abusos», decía la autora. Y es que en sus piezas esta tierra ocurre casi un personaje propio que siente, ama, y sufre junto con la Viola, el alter ego de Fehgaly que protagoniza la mayoría de sus obras.

El recorrido arrancaba con el dibujo de una mujer que abraza el planeta Tierra, una esfera llena de vida, pero también de muerte, una realidad reflejada por las gotas de sangre que brotan del globo mientras es bombardeado por misiles. Una imagen que, señalaba el artista, «podría reutilizarse año tras año» sin dejar de ser relevante.

A su izquierda, la silueta de Palestina se transforma en un enorme resquicio que fractura en dos el pecho de una mujer. How to grieve all that loss? (¿Cómo llorar toda esta pérdida?). Se pregunta la pieza con letras blancas. La obra es de noviembre de 2023, «una imagen de duelo».

La siguiente obra, de 2014, muestra una ciudad siendo bombardeada, demostrando que la historia se repite. «El arte también puede ser un registro», recordaba la autora. La visita continuaba con una mujer llorando sobre una ciudad en llamas. Beirut, en este caso, «un corazón que sangra». Al lado, un túnel oscuro sin salida, una madre que no puede proteger a sus hijos, y olivos quemados, «los mismos que alimentaron a tantas familias palestinas y que Israel calcina siempre que puede».

«La tierra guarda memoria, sabe quién la cuida», señalaba la ilustradora delante de una mujer con las manos hundidas en el suelo, aferrándose a sus raíces. Otra sostenía su propio corazón, roto en mil trozos, y dos otras se abrazaban, porque el dolor también nos conecta. Un sentimiento que Feghaly descubrió cuando atendió sus primeras manifestaciones.

Después de explorar conceptos como abrazar la vulnerabilidad, el equilibrio en medio del caos o comunicar a través del silencio, el recorrido llegaba a su fin con la imagen de dos figuras femeninas sentadas en la cima de dos montañas diferentes unidas por un hilo de luz dorado. Una pieza creada en plena pandemia que «nos recuerda que todas estamos conectadas».

Durante el turno de preguntas, la artista explicaba su proceso creativo delante de un público curioso. «El mensaje es lo primero que me llega. Es a partir de la frase que encuentro la forma. A menudo no es una decisión calculada, sino que un proceso intuitivo, una catarsis», compartía.

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