Sociedad
Vecinos de la Rambla Nova protestan contra la pacificación del primer tramo
Una cincuentena de personas se concentraron ayer delante de la estatua de Roger de Llúria

Imagen de los vecinos que se concentraron ayer delante de la estatua de Roger de Llúria para protestar contra la pacificación de la Rambla Nova
Una cincuentena de vecinos de la primera coca de la Rambla Nova se concentraron ayer por la mañana delante de la estatua de Roger de Llúria para protestar contra el proyecto que mantiene este tramo como zona exclusiva para peatones.
La movilización coincidía con la víspera del primer aniversario de la prueba piloto de pacificación, que en un inicio tenía que tener una duración de poco más de un mes, pero que finalmente se alargará hasta ser sustituida por una nueva medida provisional.
«Desde que nos cerraron la Rambla somos unos desgraciados», aseguraba María Luisa Aragonés. «¿Si me rompo una pierna y salgo del hospital enyesada, como llego aquí? No tengo edad para ir haciendo la pata coja», decía Rosa Terrat.
La medida, destacaban los residentes, afecta sobre todo a las personas mayores. «La mayoría de vecinos somos personas mayores, porque hace muchos años que vivimos aquí, y con eso no se ha contado. Las personas con sillas de ruedas tienen que ir hasta la calle Girona para coger un taxi. Eso no hay derecho», lanzaba Contxi Macià.
El malestar también se extenda al proyecto temporal que el Ayuntamiento ejecutará los próximos meses, con un coste de 100.000 euros. La intervención pavimentará de color sepia la calzada y pintará 28 retratos de personajes históricos vinculados a la ciudad.
«Es un despropósito, gastar esta cantidad por un mural temporal que, además, quedará pisado. Además, eso implica las terrazas se desplazarán en la coca central, que es el principal espacio de paseo para los ciudadanos», explicaba Eugènia Acosta.
Una decisión «unilateral»
Al fin y al cabo, los residentes denuncian que las reuniones con el consistorio han estado «inefectivas». «Es como cumplir un trámite. Nos escuchan pero no nos dan ninguna solución. No hay escucha activa», afirmaba la vecina.
También recordaba que este tramo «no tenía tráfico real antes, era sobre todo zona de aparcamiento», y que ahora «hay más ruido que antes, porque «las terrazas han ampliado espacio y los acontecimientos se han multiplicado».
Así, los vecinos aseguran que la Rambla «tiene margen de sobra para hacer convivir diferentes usos» y reclaman que se los tenga en cuenta.