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Medio Ambiente

La gestión de los residuos centra el 33.º Curs Científic de Mare Terra

La jornada reunió investigadores y profesionales para analizar sus retos y consecuencias

Imagen del 33.º Curs Científico de Mare Terra Fundació Mediterrània, celebrado en la Escola de Natura Francolí

Imagen del 33.º Curs Científico de Mare Terra Fundació Mediterrània, celebrado en la Escola de Natura FrancolíGerard Marti Roig

Marta Omella
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Tarragona

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Les consecuencias ambientales, sociales y económicas de los residuos protagonizaron ayer el 33.º Curs Científic de Mare Terra Fundació Mediterrània, un encuentro que reunió investigadores, administradores y empresas en la Escola de Natura Francolí.

El encuentro, impulsado con el apoyo de la Universitat Rovira i Virgili, ofreció un espacio de debate sobre los retos actuales en economía circular, calidad del aire y reducción de emisiones. Se trata de la segunda edición celebrada en la Escola de Natura, que este año estrena un nuevo sensor para medir la calidad del aire.

La presentación del aparato inauguró la jornada, que contó con la participación de 13 ponentes expertos. «Es muy importante abordar la gestión de residuos en un territorio como Tarragona, donde se mueven miles de toneladas y donde conviven residuos plásticos, metálicos e industriales», afirmó Ángel Suárez, presidente de Mare Terra.

«El tema es especialmente relevante este año, con la implantación obligatoria de la nueva tasa de residuos. Si no se hace pedagogía ambiental, la ciudadanía no lo entenderá. La gente tiene que saber que la basura que genera tiene un coste y que este cuerpo lo tenemos que asumir», añadió.

«Estos espacios sirven tanto para explicar nuestro trabajo como para aprender de lo que hacen otros profesionales», comentó Albert Vilalta, ingeniero y técnico de residuos. El ponente, trabajador en Veolia, expuso un proyecto de investigación centrado en la descarbonización, que consiste en un catalizador que permite capturar CO₂ de las chimeneas industriales y transformarlo en productos útiles como etanol o isopropanol.

«El CO₂ es un residuo en el aire que causa efecto invernadero. Lo que hacemos es sacarlo y, al mismo tiempo, darle un valor para que se pueda aprovechar» detalló. Una parte innovadora del proyecto es el uso de hidroxiapatita procedente de huesos animales triturados para fabricar el catalizador. «Nos ha funcionado perfectamente, y el potencial para una aplicación industrial real es muy grande», añadió.

«Ha sido una experiencia muy dinámica. Los mismos ponentes intervenían, preguntaban y compartían experiencias», celebró Juárez.

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