Sociedad
Una década haciendo posible nuevas oportunidades
El CNO ha atendido cerca de 2.600 jóvenes desde que se instaló en el Camp de Tarragona

Azahara González, directora del Centro de Nuevas Oportunidades de Tarragona, e Íker Mendoza, antiguo usuario del programa
Cuando Íker Mendoza se tropezó con una amiga por la calle, no imaginaba que aquella conversación cambiaría su futuro. «En aquel momento no estaba haciendo nada. Bien, tampoco sabía qué era lo que quería hacer. Ella me habló del Centro de Nuevas Oportunidades (CNO) y me llamó la atención. Vine a informarme y al final decidí inscribirme, para probar algo» recuerda el joven de 19 años.
Dos años después, Íker ya tiene el certificado de monitor de ocio, experiencia laboral en una casa de colonias, y está preparando la prueba de acceso en el grado superior de Educación Infantil.
Mendoza forma parte de los más de 2.600 jóvenes atendidos por el CNO en el Camp de Tarragona en los últimos diez años, uno de los 11 centros de la red catalana, 7 de los cuales son gestionados por Start! Noves Oportunitats. Se trata de un programa de la Fundación Intermedia en alianza con otras entidades del territorio, financiado por el Servicio Público de Empleo de Cataluña (SOC) y cofinanciado por el Fondo Social Europeo Plus (FSE+).
Esta década ha permitido cerca de 12.200 jóvenes de entre 16 y 24 años que habían abandonado sus estudios reorientar su trayectoria. Según datos del programa, el 40% de los participantes han reanudado el camino formativo o han accedido a un trabajo.
«Cuando empezamos no nos conocía a nadie, teníamos que ir a buscar a los jóvenes a las plazas», señala Azahara González, directora del CNO Camp de Tarragona. «Eran chicos y chicas invisibles para el sistema, fuera de la educación y sin un camino claro», añade. «Ahora, en cambio, somos un recurso conocido.
La mayoría de los usuarios llegan de manera autónoma, gracias al boca a oreja. Eso quiere decir que alguna cosa estamos haciendo bien», apunta. Desde entonces, explica, el perfil ha cambiado ligeramente. «Antes eran un poco mayores, de 19 a 21 años, pero ahora la mayoría tienen entre 16 y 18 años. Eso es positivo, ya que significa que el abandono se detecta antes y que el joven no queda tanto tiempo desamparado, muchos nos llegan directos del instituto», afirma.
Devolver al sistema educativo
Esta evolución también ha modificado la manera de trabajar del centro. «En los primeros años se priorizaba la inserción laboral inmediata, pero ahora el objetivo principal es el retorno al sistema educativo», observación González. Y es que el abandono escolar prematuro es una de las problemáticas educativas más persistentes del país.
Aunque Cataluña ha avanzado notablemente en este ámbito —pasando del 32,9% en el 2008 al 13,7% en el 2024— todavía está por encima de la media europea (9,3%). Así, el modelo de los CNO se basa en el acompañamiento personalizado, con un tutor referente a que acompaña a cada joven durante todo el proceso. «El primer paso es escucharlos. Damos valor a sus opiniones y los ayudamos a tomar decisiones, siempre teniendo en cuenta su singularidad», explica.
El recorrido formativo y laboral que ofrecen los centros, detalla, es flexible, arrancando con una primera fase dedicada a la orientación y la recuperación de competencias básicas, pasando por la formación técnica-profesional, hasta las prácticas laborales con empresas locales.
«Si lo que están estudiando no les gusta, buscamos un nuevo itinerario que se adapte mejor a sus intereses», dice. «Cuando entré tenía claro que quería dedicarme a la hostelería, porque pensaba que tendría muchas salidas, pero finalmente me decanté por el mundo del ocio y no me arrepiento nada, porque me encanta», asegura Íker.
Más allá de la formación, concuerdan ambos, los centros ofrecen también un espacio para crecer en el ámbito personal. «La adolescencia es una etapa muy dura, e intentamos acompañar a los alumnos en todos los aspectos. Si lo necesitan, por ejemplo, disponemos de un psicólogo al cual pueden acudir», apunta a la directora.
«Cuando acabas el curso y miras atrás te das cuenta de que has cambiado muchísimo. Aprendes de los profesores, pero también de tus compañeros, y sales con valores que quizás antes no tenías», añade el joven.