Cultura
La antigua prisión de Tarragona se transforma en un festival de música electrónica
La antigua prisión acogió el segundo Refugi Sonor Fest con la electrónica como protagonista

Imagen del Refugio Sonoro Fest en la antigua prisión.
Entrar dentro de una prisión provoca una extraña sensación a caballo entre la curiosidad, el respeto y la incredulidad. Los pasillos los recorres en silencio; los carteles identificativos del comedor y las celdas están desgastados por el paso del tiempo; los fluorescentes, con luz blanca y chiribitas, iluminan la gran nave central; y el patio y su trozo de cielo, donde ahora resuena música electrónica, te recuerdan que la libertad de las personas que vivían allí se reducía a algunas horas al día... mientras la ciudad seguía haciendo vida más allá de los muros.
La antigua prisión de Tarragona acogió, por segunda vez, el Refugio Sonoro Fest. Les puertas blindadas del centro penitenciario, ahora sede central de los Servicios Territoriales del Departamento de Justicia de la Generalitat, se abrieron para acoger a más de un centenar de personas interesadas en las creaciones electrónicas de Domson, Le parody, Cushla y Guedra Guedra. Los artistas actuaron en uno de los cuatro patios que tenía esta prisión, y que todavía conservan las altas vallas con concertinas y los barrotes en las ventanas. Donde antes los reclusos paseaban haciendo círculos, ahora los asistentes bailaban al ritmo de la música.
«La sensación es la de vivir una rave al más puro estilo berlinés. Las luces, los muros... Ojalá hagan más cosas así en Tarragona», expresaban Gemma y el Ruben desde la pista de baile. Muchos de los asistentes insistían en la necesidad de ampliar este tipo de iniciativas y replicarlas en edificios de la ciudad que vivieron su momento de gloria, pero que ahora se encuentran en desuso. «La Tabacalera, el Banco de España, el preventori de la Savinosa... opciones tenemos muchas, y estos actos funcionan», indicaba Marcel.
Este espacio justo en medio de la ciudad funcionó como centro penitenciario desde los años cincuenta, en época franquista al servicio del régimen, hasta los inicios del 2023. En su última etapa fue un centro penitenciario abierto (CPO), función que cumplió hasta que se estrenó el nuevo CPO junto al Francolí. Ahora, combina las propuestas culturales, que acoge esporádicamente, con las oficinas de los servicios territoriales de Justicia y Calidad Democrática.
Este sábado, entre las cinco de la tarde y las once de la noche, las personas asistentes pudieron disfrutar de una oferta musical poco común a Tarragona, con la electrónica experimental como protagonista. Domson, Le Parody, Cushla y Guedra Guedra sorprendieron y gustaron a un público heterogéneo que rondaba mayoritariamente la treintena, y que valoró muy positivamente poder disfrutar de un acontecimiento cultural de estas características. La prisión fue, durante unas horas, un templo de la libertad y la creatividad. Por muchos más refugis sonors.