Diari Més

Música

Virtuosismo, emoción y móviles desafinados en el Teatre Tarragona

La Franz Schubert Filharmonia ofrece un programa de altos vuelos con Korngold y Chaikovski

El violinista Paul Huang, protagonista del concierto de Korngold, en plena interpretación junto a Tomàs Grau y la Franz Schubert Filharmonia en el Teatre Tarragona este jueves.

El violinista Paul Huang, protagonista del concierto de Korngold, en plena interpretación junto a Tomàs Grau y la Franz Schubert Filharmonia en el Teatre Tarragona este jueves.Gerard Marti Roig

Joan Lizano Rué

Creado:

Actualizado:

En:

Noche de altos vuelos ayer en el Teatre Tarragona, con la Franz Schubert Filharmonia inaugurando su 20.ª temporada con el escenario lleno hasta arriba y en espléndida forma. En primera fila, el violinista Paul Huang, vestido con un sobrio traje caqui, cautivó desde el primer acorde del Concierto para violín de Erich Korngold. Bajo la dirección de Tomàs Grau, la orquesta ofreció una velada intensa, con la Patética de Chaikovski como segunda parte y prueba de fuego.

El sonido de Huang, cálido y lleno, desplegó toda la luz de su Guarneri del Gesù con una naturalidad desarmante. Sin afectación alguna, convirtió la complejidad del concierto del maestro checo en un paseo elegante. La Franz Schubert Filharmonia respondió con un sonido refinado y colorista, lleno de detalles cinematográficos, con el arpa y la celesta añadiendo brillo. Solo algún leve desajuste inicial en la cuerda rompió ligeramente la cohesión de una orquesta que se notaba muy trabajada.

El primer movimiento levantó aplausos antes de terminar, reflejo del entusiasmo general. En el segundo, Huang y la orquesta encontraron una melancolía poética, entre Mendelssohn y Hollywood. El tercero, vivo y lleno de energía, fue un festival de virtuosismo y exhibicionismo. El violinista sonreía, y el público, fascinado, respondió con bravos y una ovación que lo llevó a ofrecer un bis, también brillante. Un inicio de temporada de lujo para la Franz Schubert Filharmonia, que este año celebra veinte años de trayectoria.

Tras la pausa, la Sinfonía n.º 6 de Chaikovski puso la emoción en el centro. Grau la dirigió sin partitura, intenso y expresivo, y la orquesta le respondió con solidez. El solo inicial de fagot sonó cálido y nostálgico. La cuerda tardó unos compases en coger impulso, pero enseguida todo fluyó: un sonido pleno, bien empastado y con lirismo. La madera realizó un trabajo excelente; el metal, desigual pero solvente. La percusión, precisa y discreta, aportó el empuje necesario.

El segundo movimiento, vivo y lleno de alma, fue uno de los puntos álgidos: la cuerda brilló con un canto melancólico cautivador. En el tercero, Grau optó por un tempo controlado, sin prisas, que dio cuerpo y grandeza al conjunto. La cuerda grave, bien presente, se hizo notar. Los aplausos antes del cuarto movimiento sorprendieron, pero el director mantuvo la tensión y encadenó directamente el Finale.

El desenlace fue de una emoción profunda: un cuarto movimiento interpretado con delicadeza, sentimiento y un gran peso expresivo. La cuerda estuvo magnífica, y el tam-tam final, sobrecogedor. Solo las notificaciones de un móvil rompieron el silencio sagrado de los últimos pizzicatos, un momento lamentable que irritó a todos. Aun así, el concierto terminó con ovaciones largas y merecidas. Una noche de gran música y una orquesta que, tocando en casa, demostró por qué es una de las grandes del país.

La Schubert Filharmonia volverá el 16 de noviembre (18 h) con la Segunda de Mahler en el Teatre Tarragona. Las expectativas son altas, muy altas.

tracking