Artista
Entrevista
Nuri Mariné: «He hecho un cambio para volver a lo que me gusta, que es pintar desde el estómago»
La artista cambrilense expone ‘El peix no cau del cel’ en el Tinglado 1 del Port de Tarragona hasta el 7 de diciembre

Nuri Mariné este domingo en la exposición del Tinglado 1
La obra que vemos en esta exposición es casi una lluvia de peces que contradice el título...
«Sí, las contradicciones me gustan mucho. Es una manera metafórica, casi abstracta, de explicar a través del lenguaje artístico que el pescado no se cae del cielo».
Curiosamente, aunque has llenado el Tinglado de pescados, no vemos mucho el mar.
«Algunas piezas sí que tienen el azul del mar... pero también hay que muestran un mar de cemento, como este mar donde ahora vemos que hay personas que se dejan la vida, o las que salen con una misión y se encuentran un desenlace complicado. En este caso, el material también es metáfora».
Es otro elemento clave. Hay mucho reciclaje.
«Sí, para mí es muy importante que el material también explique cosas. Habitualmente tengo la idea de cada pieza preconcebida. Después, trabajando, todo sale de manera muy visceral, pero cuando la obra me viene en la cabeza, el material tiene que ir atado. Hay cartón, cemento, papel de aluminio que me he encontrado por el suelo o que se ha utilizado por cocer patatas al rescoldo, papel de horno horneado o sacos».
El planteamiento de la exposición dentro del Tinglado también explica una historia.
«Es obra de Cinta Mata, que es la comisaria y me ha ayudado mucho a poner en orden las ideas. Vio muy claro que tenía obra con mucha luz y otras piezas más oscuras, y montó un recorrido que va de la luz a la oscuridad. Después, también quise que las ventanas del Tinglado fueran como cuadros que explican de manera muy realista lo que está pasando con el sector primario y como está siendo arrinconado por el turismo de masas».
¿El mar es el eje de fondo sobre el cual concibes la exposición?
«Para hacer esta exposición he tenido que abrir armarios para encontrar piezas, y me he dado cuenta de que durante toda mi vida he pintado el mar. El hilo de la exposición es la relación que tenemos los humanos, y como significa cosas diferentes según avanza la vida, tanto la nuestra como la del propio mundo».
Hay varias obras participativas. El arte participativo es una de tus grandes debilidades.
«La relación que tiene cada uno con la pintura es un poco igual que lo que te decía antes con el mar: cada uno se expresa de manera diferente, y con unos resultados diferentes. Eso es una cosa que me encanta observar y muy a menudo hago happenings en que propongo un material, un tiempo y un tema, y cada uno se expresa como quiere. De hecho, aquí mismo he dejado una pared blanca y carbones para que todo el mundo que lo quiera pueda dibujar o escribir».
Hace muchos años que no hacías una exposición de tan grande formato. ¿Cómo lo has afrontado, desde el punto de vista artístico?
«Sí, la última estuvo en el 2009 en el Patio de la Diputación, con una exposición que se llamaba Celitre. La crisis económica me afectó muy fuertemente y tuve que abrir el taller para ganarme la vida dando clases o pintando cosas que iban más bien de fuera hacia adentro. Fue una época de hacer muchos encargos, y también de dibujar aquellos muñequitos sin brazos que tanta gente conoce y que me salvaron la vida. Todo aquello supuso una nueva relación entre la pintura, la gente y yo, y fue muy interesante, pero pienso que ahora he hecho un cambio y he vuelto a lo que me gustaba, que es pintar desde el estómago o la sangre, de dentro hacia afuera».