Entrevista
Béatrice Bizot: «Este encargo es un honor; ahora debo estar tranquila, después ya vendrá el miedo»
La artista francesa afincada en Tarragona trabaja en una escultura para la Sagrada Familia de Barcelona

Béatrice Bizot con la maqueta de barro de la figura de San Roque.
¿Qué estás haciendo por encargo de la Sagrada Familia?
«Es una figura de piedra, de aproximadamente dos metros veinte de altura, que se colocará en la Capilla de la Asunción, actualmente en construcción. La figura irá justo encima de la puerta por donde se entra a la capilla, y es interesante porque esta pieza y su hermana serán las que estarán más cerca del suelo de todo el templo. En la Sagrada Familia hay muy pocas esculturas tan próximas a los humanos, la mayoría están muy elevadas».
¿Esto te ha condicionado a la hora de hacer la pieza?
«Sí. Tenía el encargo de representar a San Roque, un santo originario del sur de Francia que dejó todo lo que tenía y se fue caminando a Roma. En el camino ayudó a muchos enfermos de peste y, al volver a casa, él mismo se contagió. Se escondió en un bosque, donde un perro se hizo su amigo y le llevó un poco de pan. Con el tiempo se curó, pero lo apresaron y acabó en la cárcel, donde murió. No he querido representarlo de pie mirando al cielo, como tantos santos, sino completamente dirigido hacia la tierra. Me gustaría que en el futuro tuviera mucha conexión con la gente. Por eso he querido que su mirada sea hermosa y que mire a los hombres. Con una mano abraza al perro, haciéndole saber que son amigos, y el otro brazo lo tiene extendido, es una mano que acoge».
¿Has tenido libertad creativa?
«Sí, me dijeron que podía hacer el San Roque que quisiera. Miré algunas referencias, pero no he seguido demasiado lo que iba viendo. Por ejemplo: generalmente se le representa de pie, mostrando la pierna, porque caminó mucho y porque se le deben ver las llagas, y yo lo he hecho sentado».
¿Cuáles son las principales dificultades de esta figura?
«Para empezar, no trabajo sola, sino con canteros, principalmente uno que domina mucho la piedra y con el que hablamos mucho sobre las texturas y las posibilidades que tenemos. Uno de los grandes retos es, por ejemplo, esta mano extendida de la que hablaba. Habría sido más fácil hacerla plana, sobre el cuerpo. O el perro, al que he querido darle mucha vida. Pienso que el hecho de que haya un animal también es importante para la iglesia y, de hecho, el mundo animal está muy presente en toda la Fachada del Nacimiento. También la cara del santo, que en la maqueta es mucho más fina y nos obliga a buscar unas texturas que se adapten a la piedra».
¿Cuándo la podremos ver en la Sagrada Familia?
«Ahora estamos trabajando en un taller de cantería en el norte de Barcelona. Primero hemos hecho el despiece del bloque de piedra, y ahora estamos trabajando en el acabado de la pieza. La previsión es que esté colocada en 2026».
¿Qué supone para ti este proyecto?
«Es un reto nuevo. Todo lo que he hecho hasta ahora son cosas que salen de mi imaginación, de mi necesidad. En un caso así tienes una petición y debes escucharla, dejando tu ego de lado y poniéndote al servicio de algo más grande que tú. Estoy con una ilusión enorme, porque el lugar es espectacular e impresiona mucho. Pero he intentado hacer el trabajo como un artesano que trabaja la piedra. Me da mucha perspectiva pensar en toda la gente que ha trabajado para la Sagrada Familia, en todos los oficios que han pasado por allí. Que ahora yo haga esto es una suerte enorme y un honor. Debo estar tranquila, y quizá después ya vendrá el miedo. Es como cuando das un salto al vacío y piensas que no es para tanto, pero cuando miras atrás te das cuenta de que sí. Ahora estoy enfocada en lo importante, en ese rostro, en cómo lo hacemos… Recuerdo cuando llegué frente a la Sagrada Familia en metro… [suspira]. Entré por una puerta que no era la del público y me encontré en el pasillo con Jordi Faulí y Xisco Llabrés, que son los arquitectos. Son personas muy sencillas que te hablan con tanto respeto… En definitiva, es una aventura fantástica en mi vida, que empezó hace dos años y aún continúa».