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Sociedad

Vecinos del número 1 de la plaza de la Generalitat critican los nuevos balcones: «Son una chapuza»

Aseguran que la obra, iniciada hace cuatro años, «presenta graves deficiencias»

Los vecinos aseguran que las barandillas están torcidas y cada balcón se ha hecho de una medida diferente.

Los vecinos aseguran que las barandillas están torcidas y cada balcón se ha hecho de una medida diferente.Diari Més

Marta Omella
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Tarragona

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Las obras de reforma del edificio situado en el número 1 de la plaza de la Generalitat de Tarragona vuelven a generar polémica. Después de más de cuatro años de obras paradas y litigios con constructores, parte de los nuevos balcones ya se han instalado. Ahora, sin embargo, varios vecinos denuncian que la obra presenta «graves deficiencias». Concretamente, la problemática se presenta en la escalera B-C del inmueble.

Una «chapuza». Así definen los afectados sus nuevos balcones. Explican que «cada piso está hecho a medida diferente, como si se hubiera colocado sin ningún criterio». A eso se suman otros desperfectos, como tornillos que han roto el pavimento, juntas abiertas, grietas y un acabado irregular. «El suelo está lleno de agujeros de hormigón y las baldosas se han ido rompiendo», añaden.

«Nos quieren dejar un montaje desastroso», critica A.F, que asegura que ya ha recogido pruebas fotográficas y mediciones para demostrarlo. «El problema es que nadie quiere responsabilizarse de este desbarajuste, que claramente es consecuencia de una mala praxis y negligencia profesional», lamenta J.M

Y es que, según afirman, a pesar de las evidencias presentadas, sus voces no son escuchadas. «Todos miran hacia otra lado. Nadie quiere admitir errores, ni el arquitecto ni la junta. Nos dicen que es una percepción personal, pero las fotos y las medidas son claras», afirma otro afectado.

Denuncia de un vecino con las medidas de los diferentes balcones.

Denuncia de un vecino con las medidas de los diferentes balcones.

El conflicto viene de lejos. Todo empezó en el 2020, cuando el edificio no superó la inspección técnica de edificios (ITE) a causa del estado precario de las balconadas. Las barandillas, por debajo de los estándares de seguridad, obligaron a la comunidad a impulsar una reforma integral. Les abres, sin embargo, se interrumpieron cuando el arquitecto decidió paralizar los trabajos y, posteriormente, «tanto él como la constructora abandonaron el proyecto, dejando la construcción parada y los vecinos del edificio sin la posibilidad de hacer uso de sus balcones.»

Hemos estado años esperando y ahora nos dejan una chapuza. Exigimos responsabilidades y una solución real», comentan. Así, los residentes reclaman que la comunidad contrate a un arquitecto técnico que verifique estos errores y una reconstrucción completa de los balcones afectados.

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