Sociedad
Barberías, una tendencia importada
Los profesionales de Tarragona explican el auge y la competencia del sector en la ciudad

Imagen de una de las barberías con más público de la ciudad, con clientes habitualmente jóvenes.
Si bien hace unos siglos los barberos se dedicaban también a arrancar dientes o practicar pequeñas analíticas, hoy son más bien especialistas en taper fades, o lo que es lo mismo, un corte degradado. En Tarragona, las barberías se multiplican como setas, y con el paso de los años se han convertido en un modelo de negocio cada vez más común. ¿Qué explica, pues, esta fiebre?
«Los hombres cada vez se cuidan más. Si antes venían una vez al mes, después cada quince días, y ahora muchos ya vienen cada semana, prácticamente», explica Enrico Quintero, propietario de la barbería Bling Bling, en la calle de la Unió. «Cuidarse ya no es sólo cosa de mujeres. Si ellas hacen el esfuerzo, ¿por qué no lo tendríamos que hacer nosotros también?», reflexiona.
Quintero abrió hace tres años atraído por la idea de convertir el corte de pelo en una experiencia relajante. «Quería un lugar donde la gente pudiera sentirse bien, no sólo cortarse el pelo. Tarragona me pareció una buena opción, ya que es turística y tiene este punto de ciudad-pueblo que me gusta», comenta. Además de los clientes habituales, que no son pocos, con la llegada del verano nota un aumento gracias a los cruceros. «Muchos viajeros aprovechan la visita para venir a arreglarse. Nuestra ubicación también ayuda, entiendo», apunta Quintero.
Para otros barberos, el boom tampoco es ninguna sorpresa. «Nosotros venimos de Venezuela, y allí es normal encontrar muchas barberías una al lado de la otra», dice Debinson Moreno, socio de Flow La Movie, con cuatro años de historia en Tarragona.
Por este motivo, la competencia tampoco les asusta: «Yo no discuto ni por clientes ni por nada. Cada uno se da a conocer y la gente escoge dónde quiere ir», señala. Además, indica, tienen una clientela muy variada. «Nos viene gente de todas las edades, desde un niño de un año hasta un abuelo. Incluso mujeres», asegura.
A diferencia de Bling Bling, en Flow La Movie el personal es solo de dos, lo mismo Moreno y su socio, Pabel José. «Somos nosotros dos y basta. Aquí todo lo hacemos nosotros. Ser autónomo no es fácil, pero disfrutamos mucho de nuestro trabajo» explica Moreno. Los socios, además, reivindican haber sido pioneros en traer tendencias a la ciudad. «El peinado estilo brócoli lo pusimos de moda nosotros. Cuando empezamos nadie lo hacía, y mira ahora», asegura.
Si hay una barbería veterana en Tarragona, esta es Black & White, fundada por Héctor Fabio Rosero hace dieciocho años y gestionada junto con su pareja Beatriz Mosquera. «Cuando empezamos no había barberos. La popularización del degradado llegó con Cristiano Ronaldo. Entonces todo el mundo lo quería, y nosotros éramos de los pocos que lo hacíamos», recuerda Mosquera.
De trabajadores a propietarios
Con los años, afirma, han visto crecer no sólo la competencia sino también toda una generación de barberos formado en su local. «Muchos de los que hoy tienen barbería en Tarragona han trabajado con nosotros. Aprendían, hacían clientela y después abrían su negocio», explica. Para ella, este efecto de cadena es una de las claves de la expansión actual, junto con la llegada de inmigrantes latinoamericanos en la ciudad.
«Sí que lo hemos notado un poco, pero tampoco nos preocupa. Al final cada uno se hace su clientela, y la gente escoge dónde se siente más cómoda», reconoce. Además, a diferencia de otras barberías, Black & White ofrece servicios que van más allá del corte de pelo. «Hacemos trenzas, extensiones, alisados de queratina, permanentes, manicura...», explica Mosquera. Eso, en cambio, no es típico en su país de origen. «En Colombia los hombres van a la barbería y las mujeres a la peluquería», dice.