Ocio
Cuidar la nostalgia y crear comunidad
La Asociación Tarraco Pinball se formó en Tarragona hace un año con el objetivo de recuperar y compartir el juego

La presidenta de la Asociación Tarraco Pinball, Esther Montero, con algunos de sus socios.
El ruido metálico de varias bolas que rebotan con energía contra bumpers y pasillos, se mezcla con melodías que van desde los riffs de Iron Maiden hasta la banda sonora de Iron Man. Un paisaje sonoro que sólo podría acompañar un espacio como este, lleno de luces y colores y decenas de máquinas de pinball que explican décadas de historia del juego. Se trata del local de la Asociación Tarraco Pinball, una entidad que nació hace un año con el objetivo de promover, conservar, y sobre todo compartir esta afición.
Desde entonces, el grupo ya cuenta con una cuarentena de socios. Estos, junto con los participantes de los torneos mensuales organizados por la misma asociación, son los únicos que tienen acceso a esta cápsula del tiempo. «La dirección del local no es pública. No somos un recreativo donde se puede venir y no jugar un día, sino una comunidad», indica Esther Montero, presidenta de la entidad. Se trata de la única de estas características en la demarcación de Tarragona, hecho que reúne a aficionados de todo el territorio. «Tenemos gente de aquí de la ciudad, de Vinarós, de Lleida... e incluso un socio de Suecia», apunta Montero.
El grupo no se dedica sólo a jugar, sino que también rescata máquinas en mal estado, que llegan desde bares, salones recreativos o colecciones privadas. «Algunas sólo necesitan una limpieza, pero otras llegan muy estropeadas y piden una restauración más completa, que puede incluir cambiar cristales rotos, repintar paneles, o sustituir las bombillas por luces LED entre otros», indica la presidenta. Cada sábado por la mañana, de hecho, el marido de Montero dirige un taller donde los socios interesados pueden aprender a repararlas.
Entre las joyas de la colección destacan las máquinas más clásicas, que contrastan con la tecnología y estética de los modelos más actuales. «La más antigua es de 1962, y la más nueva probablemente tiene sólo cuatro o cinco años», detalla Montero, que guarda dentro de su mente una auténtica enciclopedia del juego. «Si te fijas verás que todos los personajes menos Marty McFly conservan las caras originales de los actores. Eso es porque Michael J.Fox no cedió sus derechos de imagen», explica señalando una máquina tematizada con elementos de la película Regreso al futuro.
Históricamente, estos aparatos también han vivido tiempos difíciles. Durante casi tres décadas —de los 40 a los 70—, el juego vivió en clandestinidad en varias ciudades estadounidenses, donde las máquinas confiscadas eran a menudo destruidas. «Estaban injustamente catalogadas como juegos de azar», relata la presidenta.
El primer aniversario de la asociación se acerca, un hecho que celebrarán, como no puede ser de otra manera, con un torneo especial los días 23 y 24 de agosto. Paralelamente, también se organizará un torneo femenino. «Queremos animar a las mujeres a participar. Muchas personas piensan que el pinball es un entretenimiento masculino, porque lo asocian con los bares, pero aquí todo el mundo es bienvenido, sin importar el género, la edad o el nivel», destaca Montero. La misma presidenta no siempre se vio como jugadora.
«Era malísima, me iba al Tetris o al Street Fighter», ríe. Pero una máquina de Guns N’ Roses la cautivó. Años más tarde, cuando su marido le preguntó qué quería para el cumpleaños, respondió sin dudar: «La máquina». Hoy, la muestra con orgullo en el local de la asociación. Como ella, muchos socios tienen su historia personal con el juego, pero todos están unidos por un factor común: la nostalgia. «Cuando veo a alguien jugando, es como si volviera a ser un niño. Y eso es muy bonito», concluye.