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Sociedad

El ocio, un refugio de verano para los más vulnerables

Los casales de la Fundación Pere Tarrés en Tarragona acogen una sesentena de niños este agosto

Imagen del grupo de pequeños del casal de la Fundación Pere Tarrés en la Escuela Saavedra, trabajando con plastilina.

Imagen del grupo de pequeños del casal de la Fundación Pere Tarrés en la Escuela Saavedra, trabajando con plastilina.Redacción

Marta Omella
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Tarragona

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Agosto es a menudo un mes de parones. El calor lo paraliza todo, y para muchas familias, la agenda se desvanece entre playas, siestas y horas muertas. Pero no todo el mundo vive el verano igual. Para muchos niños y niñas en situación vulnerable, estas semanas pueden ser largas, pesadas y, a menudo, desatendidas. En la Escuela Saavedra, sin embargo, ninguna criatura tiene tiempo para aburrirse. Este centro acoge uno de los casales becados que la Fundación Pere Tarrés organiza este mes en Tarragona.

En toda la ciudad, participan más de sesenta niños en situación de vulnerabilidad, que sin este espacio, difícilmente tendrían una alternativa de ocio. «En agosto muchos servicios sociales hacen vacaciones, y muchos menores quedan desamparados», explica Montse Vall, directora de la entidad en Tarragona. «Es un buen momento para ofrecerles un espacio con actividades, ocio y acompañamiento emocional», añade.

Los usuarios llegan derivados por el departamento de Bienestar Social, después de una selección coordinada con la fundación. «Hablamos de niños y jóvenes que viven en entornos socioeducativos complejos y situaciones de vivienda complicadas, en espacios pequeños y con poca ventilación, y que pasan muchas horas enganchados a pantallas», apunta Vall. Así, en cambio, el móvil se queda en casa.

En el casal, el día arranca con juegos para activarse. El pica pared y tocar y parar son de los preferidos. Después llega la hora de ensuciarse las manos con los talleres creativos, vinculados al centro de interés de este verano: Descubrimos el Mediterráneo. Esta primera semana los grandes y los medianos crean su propio mar, plasmado en un mural, mientras que los más pequeños lo modelan con plastilina.

«Queremos que conozcan el mar que tienen tan cerca, pero también que reflexionen sobre la sostenibilidad, el respeto o la cooperación», afirma Diana Benjumea, directora del casal en la Escuela Saavedra. Las actividades continúan con un desayuno en la sombra, juegos de agua, e incluso salidas a la playa. «El viernes acabaremos el día con una gincana acuática», explica Benjumea.

El ocio, un derecho universal

El objetivo de estos casales, asegura Vall, va más allá de llenar las horas. «Si los niños pasan de junio a septiembre parados, vuelven más desconectados y con más dificultades para seguir el ritmo escolar. Con actividades como esta, siguen trabajando hábitos, valores y rutinas», apunta la directora de la delegación tarraconense de la Fundación.

«Los estudios demuestran que cada vez hay más familias que necesitan estos recursos. Por eso desde las entidades pedimos la universalización del ocio», reivindica. En total, contando los niños y jóvenes que han participado en las colonias becadas, 762 menores han disfrutado este verano de las actividades que la Fundación Pere Tarrés ha organizado en las comarcas de Tarragona. En Cataluña, este año son 37.000 niños.

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