Diari Més

Denuncian la falta de inclusión educativa en Tarragona: «Nuestro hijo ha sido abandonado por el sistema»

Una familia afirma que su hijo con TEA y dislexia no ha recibido el apoyo necesario para avanzar

El adolescente, de trece años, fue diagnosticado con dislexia y TEA de nivel 1.

El adolescente, de trece años, fue diagnosticado con dislexia y TEA de nivel 1.Cedida

Marta Omella
Publicado por
Tarragona

Creado:

Actualizado:

Pablo tiene 13 años y acaba de finalizar el segundo curso de ESO en el Colegio Santa Teresa de Jesús. Este año, sin embargo, el joven acumula hasta 200 faltas de asistencia, un hecho que puede parecer la consecuencia de un desinterés para aprender, pero que, justamente, nace del sentimiento contrario. El adolescente fue diagnosticado con dislexia con 7 años, y con TEA de nivel 1 (anteriormente conocido como síndrome d'Asperger o autismo de alto funcionamiento) a los 10, motivo por el cual su día a día en la escuela es un poco diferente del de otros chicos y chicas de su edad.

Así y todo, no es lo único que, desde primaria, tiene que separarse de sus compañeros de curso para recibir una atención especializada. En la escuela, como en moles otros, los estudiantes con necesidades especiales son agrupados en otra aula. «La mayoría de los centros no tienen bastantes recursos para poder asignar un educador que vele por cada estudiante, eso lo entendemos, pero lo que no se puede hacer es estancar el aprendizaje de un alumno porque este no recibe un trato adaptado a sus capacidades», lamenta Eva, su madre. «Nuestro hijo tiene bastante cognición para aprender los mismos contenidos que sus compañeros neurotípicos, aunque le cueste más. Tiene capacidad, lo que no tiene es apoyo», denuncia.

Según explica, el joven repetía los mismos contenidos básicos desde hacía años, sin la posibilidad de avanzar su aprendizaje. «Nunca le daban material nuevo, aunque él mismo pedía más dificultad. Nos decían que si le ponían ejercicios más avanzados se frustraba, pero eso es parte del proceso de aprender. Lo que no puede ser es darle siempre un nivel por debajo sólo porque es más cómodo para los profesores», destacaba. «Él mismo nos decía ‘Es que no me explican nada. He perdido dos años de mi vida’», explica. Así, relata, la situación provocó en el adolescente episodios de ansiedad, así como una «profunda crisis de autoestima». A pesar de haber hecho «numerosas tutorías y gestiones», no observaron ningún cambio significativo. «Acabé poniendo una instancia a inspección. Mi hijo no quería ir a la escuela y nadie se interesó. Y eso que la ESO es obligatoria», lamenta Eva.

Finalmente, la familia decidió que la mejor opción sería cambiar de escuela. Habían escogido el Colegio Lestonnac, satisfechos con su «metodología inclusiva» que «agrupaba a los estudiantes con dificultades según necesidades y no diagnósticos». Así, a la hora de realizar la preinscripción para el curso 2025-2026, la familia solicitó una de las tres plazas disponibles para tercero de ESO, reservada para alumnos con necesidades educativas especiales. La sorpresa se la llevaron cuando descubrieron que ni Pablo ni ningún otro alumno había recibido la plaza, porque esta no existía. Según explican, se trataría de un error del Departamento de Educación, ya que esta era una plaza de «matrícula viva», concedida durante el curso escolar.

A estas alturas, indican, desconocen cuál será la situación el próximo curso. «Nos han dicho que puede ser que no tengamos nada claro hasta septiembre», apunta Eva «Esta incertidumbre es insostenible para un menor con TEA. Es un gran cambio y tiene que poder prepararse», añade. «Se llenan la boca de palabras bonitas como inclusión, pero la realidad es muy diferente», denuncia. «Todos los niños tienen derecho a una escolarización digna y a poder avanzar. Nuestro hijo puede aprender, sólo hace falta que se le permita hacerlo», concluye.

tracking