Un sueño tarraconense antes de la pólvora

En Tarragona sabes que ha llegado el verano, más allá del bochorno que ya hace semanas que golpea la ciudad, cuando con la puesta de sol parece que todo el mundo camine hacia una misma dirección. Algunos bajan temprano a guardar sitio en el paseo con una tímida bolsa, otros, sin vergüenza se instalan equipados con sillas de picnic y cena de fiambrera. En el Balcó del Mediterrani, los más previsores ya se apoyan sobre la barandilla, mientras en el mar, un puñado de barcos se posiciona para disfrutar de una vista privilegiada.

Parece una locura, pero el año ya se introduce en la primera semana de julio, y como siempre, Tarragona pone la vista en el cielo. Si bien la 33.ª edición del Concurso Internacional de Fuegos Artificiales Ciutat de Tarragona arranca oficialmente esta noche, ayer la Punta del Miracle ya levantaba el cuello para contemplar las luces y colores de Somiant a Tarragona, el espectáculo de drones de Flock Drone Art que, por segundo año consecutivo, actuaba como telonero del certamen.

El apagón de las farolas hacía crecer la expectación, y mientras algunos todavía buscaban sitio a oscuras, las primeras notas de la melodía daban inicio a la muestra. «El cielo nos hablará de nuestra ciudad a través de un viaje por nuestro patrimonio», anunciaba la voz narradora. Y así fue. Los 300 drones empezaron a despegar y, sobre el mar, entre formas abstractas, formaban diferentes figuras emblemáticas. El Balcó del Mediterrani, la Catedral, o una enxaneta alzando el brazo —con una camisa que cambiaba de color— fueron algunos de los dibujos que decoraron, efímeramente, el cielo. Un skyline de la ciudad cerró la coreografía, y los drones volvieron lentamente a su posición inicial acompañados de aplausos y algún grito de «¡Viva Tarragona!». Mientras los puntos de luz aterrizaban, algunos espectadores todavía volaban.

Esta noche, a las 22.30 h, la pirotecnia de El Pilar, de Las Palmas, dará el pistoletazo de salida al concurso.