Diari Més

Cultura

Entre farandolas y romances en el Auditorio

La Coral Nova Unió ofreció domingo el espectáculo de zarzuela ‘Un bri de llum’

Instando de la actuación de la Coral Nova Unió de Vila-seca ofreciendo ‘Un bri de llum’ en el Auditorio de la Diputación

Instando de la actuación de la Coral Nova Unió de Vila-seca ofreciendo ‘Un bri de llum’ en el Auditorio de la DiputaciónDiari Més

Joan Lizano Rué

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Con el escenario a oscuras y una voz en off que emergía del silencio, haciendo callar el murmullo expectante del público, la zarzuela volvió ayer domingo a Tarragona. Un bri de llum, de la Coral Nova Unió de Vila-seca, relató el amor de una pareja joven separada por la guerra y reunida a fuerza de recuerdos, canciones y una emoción que fue creciendo hasta fundirse en un reencuentro luminoso.

La función, dirigida musicalmente por David Molina y con dramaturgia de Joan Maria Vidal, empezó con una imagen cargada de simbolismo: el coro entrante lentamente con farolillos y maletas, rompiendo la oscuridad con un desfile silencioso. Aquel primer gesto —la entrada colectiva, casi ritual— marcaba el tono de un montaje construido con fragmentos líricos de zarzuela y una puesta en escena que huía de los formatos corales convencionales.

El relato escénico se articulaba a través de la historia de una joven par separada por un conflicto que hace marcharse al chico del pueblo. Ella, desconsolada, se queda sola entre las voces de los vecinos y el recuerdo de aquello en que se ha roto. Los textos hablados, en catalán, se combinaban con piezas musicales en castellano que reforzaban las emociones de cada momento. La soprano Paula Nogueira y el barítono Eduard Moreno, que daban vida a los dos protagonistas, ofrecieron una interpretación sólida y expresiva, con una complicidad que atravesó el escenario y llegó al público.

Los más de cincuenta cantantes —con una presencia femenina notablemente mayoritaria— se repartieron el escenario según voces y roles dentro de la dramaturgia. Vestidos con ropa de pueblo —chalecos, delantales, boinas— y acompañados por cubos, maletas y farolas, contribuyeron a crear un ambiente rural y familiar. El coro se movía con fluidez, integrándose en la acción con gestos sencillos pero significativos, y participando activamente en el hilo narrativo.

Uno de los momentos más celebrados fue el número Donde estarán nuestros mozos, en el que los bandos masculino y femenino rompían su separación escénica y se entrecruzaban en un juego de parejas y reproches que arrancó risas y aplausos. Esta ruptura formal fue una de las apuestas del montaje: abandonar la rigidez para dar paso a una teatralidad dinámica, que alternaba momentos de intimidad y de explosión coral.

La música, interpretada por una formación de piano, violín y percusión, aportó colores y atmósferas a cada escena. En especial, la percusión hizo un trabajo destacado de ambientación, recreando sonidos, ritmos e incluso movimientos de danza con bastante dramática.

El retorno del joven al pueblo, el emocionante reencuentro con su querida —«Tu eres mi luz», se dicen— y la fiesta final con danzas populares y banderas marcaron un clímax lleno de energía. En la última escena, con los cantantes bailando por el escenario, ondeando banderas y lanzándolas en el aire como si fueran sombreros de graduación, la historia se cerraba con un gesto de celebración colectiva y reconciliación.

Los aplausos finales fueron largos, sentidos y eufóricos. El público, con una media de edad similar a la del coro, recibió el espectáculo con calidez y agradeció el tono próximo, emocional y esmerado.

Con más de cincuenta años de historia, la Coral Nova Unió mantiene viva su vocación de proyecto colectivo profundamente arraigado en Vila-seca y en el Camp de Tarragona. Un bri de llum ha sido un buen ejemplo: un espectáculo vive, con dramaturgia popular y mirada escénica propia, que reafirma la capacidad del territorio para generar cultura de base con sensibilidad, compromiso y orgullo compartido.

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