Tarragona
La basura y el POUM, la historia interminable

Imagen del equipo de gobierno municipal durante la rueda de prensa que ofrecieron para hacer balance del primer año de mandato.
El derribo del Mamotreto del Miracle será uno de los proyectos más recordados de este mandato lleno de luces y sombras. Han pasado dos años desde las últimas elecciones municipales y, desde entonces, el gobierno a Rubén Viñuales (PSC) ha tenido que gobernar solo y en minoría. Todo apunta que será así hasta los comicios del 2027. La complicada aritmética del pleno municipal ha obligado al ejecutivo municipal a encontrar acuerdos a dos bandas y haciendo malabares.
Con el apoyo incondicional de Junts per Catalunya, los socialistas han ido alternando entre En Comú Podem y los consejeros no adscritos —ex de Vox- para llegar a los 14 votos necesarios para alcanzar la mayoría. El alcalde ha ido impulsando diferentes proyectos, pero todavía tiene muchos retos pendientes en los próximos dos años. Entre otros, la adjudicación del contrato de la basura y el POUM, dos historias interminables. Ambos temas quedaron sin resolverse el mandato pasado y, hoy por hoy, sigue alargándose la demora.
Durante esta primera mitad de mandato, el gobierno ha ejecutado inversiones que estaban pendientes como la adecuación del campo de rugby, la creación del intercambiador de Battestini o las diferentes actuaciones previstas al proyecto Greenbelt'26. El verano pasado, el gobierno inició la construcción de 192 viviendas sociales en el PP-10.
Algunas de las primeras propuestas propias que impulsó a los socialistas fue la recuperación de los concejales de barrio o el impulso del programa Pam a Pam, una iniciativa que no ha acabado de convencer a los vecinos. El ejecutivo también ha conseguido aprobar una nueva ordenanza de terrazas diez años después.
El gobierno ha estado centrando sus esfuerzos a planificar la revitalización de la Tabacalera. Hay diferentes proyectos previstos, como módulo 5 en un centro universitario o el traslado del ICAC. Según las previsiones del Ayuntamiento, las máquinas entrarán en este emblemático edificio este mismo mandato para iniciar las obras.
También está pendiente la construcción de la nueva Biblioteca provincial, que se ubicará en la antigua fábrica de tabacos. Es un proyecto que depende también de la Generalitat y el Estado. Muchos esperan que el Ayuntamiento, liderado por el PSC, apremie el Gobierno catalán y el español —que comparten mismo color político— para que este equipamiento cultural sea una realidad lo antes posible.
Promesas electorales
El futuro uso de la Tabacalera fue uno de los principales temas de debate en las elecciones del 2023. También lo fue el POUM, que podría volver a centrar la campaña del 2027 si el gobierno no aprieta el acelerador para su aprobación. De cara a los comicios de hace dos años, Viñuales prometió diferentes proyectos y medidas que todavía no se han llevado a cabo, como la gratuidad del servicio de bus municipal, la recuperación de la Font dels Lleons o la Rambla del Mar.
En cambio, sí que está cumpliendo con su propuesta electoral de convertir la última coca de la Rambla en una zona para peatones, aunque se tiene que acabar de definir el proyecto con un concurso de ideas. El gobierno también trabaja en la pacificación del eje Unió-Prim-Apodaca, así como en la renovación de la flota de autobuses del EMT, con la compra de una treintena de buses híbridos y eléctricos.
La eterna licitación de la basura
La gran polémica de este mandato lo centra el nuevo contrato de la basura —caducado desde el 2023—, que está inmerso en un enredo judicial que dura desde junio del año pasado y se podría resolver este verano con la resolución del Tribunal Catalán de Contratos.
El organismo se tendrá que pronunciar sobre los recursos presentados por Paprec GBI y FCC Medio Ambiente —actual adjudicataria del servicio de la limpieza— contra la adjudicación del contrato en Urbaser, segundo clasificado. Durante estos dos años de mandato ha habido otros temas controvertidos, como la creación de nuevas zonas reguladas.
Gobernar en solitario
Han pasado dos años desde la noche electoral del 28 de mayo del 2023. La alegría inundaba la sede del PSC a Tarragona, donde los socialistas conseguían recuperar la alcaldía sólo cuatro años después de haberla perdido. En medio de la celebración y antes de iniciar su primer mandato al frente del Ayuntamiento, Rubén Viñuales anunciaba que gobernaría en solitario. Dos años después, sigue siendo así. A pesar de estar en minoría, han sido capaces de sacar adelante temas cruciales para la ciudad. El gobierno ha conseguido una cierta estabilidad, aunque la geometría política en el consistorio es compleja.
Desde desde el principio, Viñuales encontró en los grupos municipales de Junts per Catalunya y En Comú Podem sus principales aliados para este mandato. Cuando no ha podido contar con el apoyo de ECP, los socialistas han encontrado una alternativa en los consejeros no adscritos Javier Gómez y Jaime Duque. La cuestión es que el gobierno del PSC ha sabido jugar bien sus cartas para sacar adelante el mandato. Y es que, más allá de la resistencia férrea de algunos partidos, como Esquerra Republicana o el Partido Popular, ha tenido la suerte de encontrarse con una oposición que le ha alargado la mano.