Tarraco Viva
Tarragona descubre los secretos de las luchas de gladiadores
El grupo Arcs Dimicandi explicó el juramento de los gladiadores

Dos gladiadores combatiendo en la tarima del auditorio
«Uri, vinciri, verberari, ferroque necari». En la antigua Roma, los aspirantes a gladiadores tenían que pronunciar estas palabras para poder acceder a la arena. Con este juramento, denominado auctoramentum, los novicios se comprometían a luchar hasta el último respiro.
De hecho, era una promesa hecha en nombre de los dioses y su violación suponía un perjurio y comportaba la muerte. Por lo tanto, si no se comportaban de manera heroica, tenían que aceptar esta suerte. Con este voto, también quedaban sometidos al lanistes, propietario de las antiguas ludus, las escuelas donde se formaban y entrenaban los gladiadores.
El grupo Arcs Dimicandi desgranó ayer todos los detalles de este juramento a través de la figura del magistrado Julio Pablo, que devolvió a la vida —a través de la recreación histórica— e hizo acto de presencia al Teatro Auditorio del Camp de Marte.

El magistrado Julio Pablo hizo la explicación sobre el mundo de los gladiadores.
Lo hizo acompañado por una decena de gladiadores, que ofrecieron tres combates diferentes a los centenares de visitantes que se encontraban en la gradería. El público pudo descubrir algunos secretos sobre estas luchas, como, en la gran mayoría de los casos, se usaban armas que sólo podían herir superficialmente. Por lo tanto, no se mataban entre ellos.

El Teatro Auditorio del Campo de Marte acogió ayer tres combates entre gladiadores de la mano del grupo italiano Arcs Dimicandi.
Los requisitos
Para poder ser aspirante a gladiador, tenías que cumplir algunos requisitos. Según las leyes romanas, para poder convertirse luchador hacía falta ser un esclavo, tener deudas importantes o ser un «criminal mediocre». Es decir, haber cometido algún crimen menor, como robar o traicionar un pacto económico. A través de los combates, buscaban el perdón de la gente.
«Pedían al pueblo poder volver al pueblo», explicaba el magistrado Julio Pablo, quien recordaba que el público que asistía a los anfiteatros acababan teniendo la última palabra. Y lo hacían con dos gestos diferentes, pidiendo la vida o la muerte del criminal según el sacrificio y el sufrimiento mostrado dentro de la arena.
La fama y el éxito que acababan teniendo estos gladiadores dentro de la sociedad romana hizo que caballeros, senadores, palatinos y soldados se dejaran acusar de un delito sólo para poder entrar en la arena. El Camp de Marte vivió tres luchas diferentes, donde los luchadores utilizaban gladius —espadas cortas—, tridentes, redes, escudos de diferentes tamaños, cascos y diferentes protecciones.
Los asistentes daban palmas para animar a los participantes. El público se mostró benévolo y perdonó la vida a todos los gladiadores que se dieron por vencidos durante su combate. El show acabó con la muerte de un asesino que había aceptado un duelo contra tres rivales para valer la pena capital y «liberarse de los crímenes».

Centenares de personas disfrutaron del espectáculo
El podcasting como herramienta para redescubrir la historia
Este año, se ha podido disfrutar de SER Historia con Nacho Ares, de varios episodios de El Pitet, el podcast tarraconense centrado en la gastronomía y el producto kilómetro cero, así como de Cave Canem con el periodista Xarli Diego.
Este sábado, Diego ofreció una charla junto con Iban Martín y Pedro Huertas. El podcast ha llegado para quedarse.

Instante del pòdcast de Xarli Diego, en el centro de la imagen