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Gastronomía

El restaurante de carretera de Tarragona que se ha hecho famoso por su escudella

Lo que realmente diferencia a este restaurante de tantos otros es su cocina casera y sus raciones abundantes

El menú del restaurante varía según la estación, adaptándose al clima y al producto de temporada.

El menú del restaurante varía según la estación, adaptándose al clima y al producto de temporada.

Daniel Cabezas Ramírez

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En plena N-340, a escasos kilómetros de Tarragona, se encuentra el Restaurante Jaume I, un establecimiento que se ha convertido en más que un simple punto de paso para conductores, este bar ha logrado enamorar a sus clientes gracias a su cocina tradicional, su ubicación privilegiada junto al mar y su plato estrella: la escudella i carn d’olla.

En un momento en el que los clásicos bares de carretera están desapareciendo, este restaurante destaca como un auténtico refugio para viajeros y locales. Abierto desde primera hora de la mañana y con un horario continuado hasta la tarde (salvo los miércoles, cuando está cerrado), ofrece una solución ideal para desayunos contundentes, comidas reconfortantes o paradas improvisadas a lo largo del día. Su cercanía a una estación de servicio y su amplio aparcamiento lo hacen todavía más atractivo para quienes viajan por la zona.

Lo que realmente diferencia a este restaurante de tantos otros es su cocina casera. La escudella —el emblemático guiso catalán— se convierte en protagonista. Elaborada con ingredientes de proximidad y cocinada al estilo tradicional, esta receta representa todo lo que busca el comensal que desea comer bien sin artificios: sabor auténtico, raciones generosas y una sensación de estar comiendo en casa.

El menú del restaurante varía según la estación, adaptándose al clima y al producto de temporada. Así, los fines de semana es habitual encontrar arroces caldosos o secos, además de platos tan queridos como los canelones. En los meses más cálidos, la escudella deja paso a propuestas más frescas como la ensaladilla, las croquetas caseras o los chipirones, todos ellos muy solicitados por una clientela fiel que repite cada verano.

Uno de los mayores atractivos de Jaume I es su ubicación. A tan solo cinco minutos a pie se encuentra la Playa Llarga, un rincón tranquilo del litoral tarraconense que invita a un paseo relajante antes o después de la comida. Esta proximidad al mar añade un valor añadido a la experiencia gastronómica, convirtiendo una simple parada en un pequeño paréntesis de descanso y disfrute.

Entre los postres, destacan la tradicional crema catalana, que nunca falta en carta, y un clásico que despierta nostalgia entre muchos comensales: la Comtessa. Así pues, el Restaurante Jaume I no solo mantiene viva la esencia de los restaurantes de carretera, sino que la enriquece con autenticidad, sabor y una pizca de mar.

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