Diari Més

Tarraco Viva

Crónica: El retrato de una plebe combativa

El Proyecto Phoenix desgranó las realidades de las clases populares de la antigua Roma

Enric Seritjol, director de la Asociación Proyecto Phoenix, explicó a los diferentes personajes que conformaban a la plebe de la antigua Roma

Enric Seritjol, director de la Asociación Proyecto Phoenix, explicó a los diferentes personajes que conformaban a la plebe de la antigua RomaTjerk van der Meulen

John Bugarin
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La edición de este año del festival Tarraco Viva ha permitido conocer más en profundidad como era realmente la plebe romana, tan compleja y diversa, y las condiciones en las que vivían.

Más de un centenar de personas conocieron a los diferentes personajes que daban vida en las calles de la antigua Roma, gracias a la reconstrucción histórica ofrecida por la Asociación Proyecto Phoenix en el Moll de Costa —complementado también con una clarificadora exposición al Tinglado 1.

La mala fama de los plebeyos, propagada por las élites e ilustrada por los autores antiguos, no es cierta. Y así se dejó patente durante la recreación, que sirvió para hacer un retrato social de las clases populares de la época.

Uno de los aspectos que más destacaba Enric Seritjol, director del Proyecto Phoenix, sobre la plebe romana es que era «combativa» contra la «tiranía». En este sentido, remarcaba que «nadie se resignaba a la miseria ni a la opresión». El año 494 a.C., Roma estaba amenazada por los pueblos de los eques y los volsci.

Los plebeyos se negaron a formar parte del ejército si no se eliminaba una ley que contemplaba que el impago de una deuda podía comportar que el deudor se convirtiera en esclavo. El pueblo se marchó de Roma para instalarse en el Monte Sagrado a manera de huelga, y el gobierno de los patricios se vio obligado a aceptar sus peticiones. A raíz de eso, se creó una nueva magistratura: el tribunal de la plebe, que podía vetar las decisiones del Senado.

Gran parte de la plebe de Roma sufría una crisis económica y los banqueros (argentarius) y usureros (usurarius) se aprovechaban de su situación. Estos daban créditos —con el 12% de interés— a gente que sabían que podría devolver el dinero. «Antes averiguaban si en la familia tenían chicos y chicas jóvenes que se pudieran convertir en esclavos», explicaba Seritjol, que estaba acompañado por dos hombres vestidos de banqueros de la antigua Roma.

Dos personas vestidas de banqueros de la época

Dos personas vestidas de banqueros de la épocaTjerk van der Meulen

Estos estaban sobre un escenario, con más personas recreando otras profesiones de la época. El barbero con el espejo y la cuchilla, los panaderos (pistrinus) —encargados de hacer el alimento más común y habitual— o el pregonero (praecum), que llevaba una banderola en un asta y anunciaba la llegada de los magistrados.

Además, se encargaban de realizar los desahucios. También había dos brujas, que realizaban actos sacrílegos aprovechando altares compilados para hacer maldiciones.

Como en la actualidad, los negocios de hostelería abundaban: «Había más de 254 lugares para comer (caupona) en una población de 10.000 habitantes». En estos espacios, también había mujeres y hombres ejerciendo la prostitución, explicaba Seritjol, bajo la atenta mirada de un público que guardará en su recuerdo las historias de una plebe que era más que pan y circo.

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