Comercio
Un negocio de Bonavista cierra una etapa después de más de 50 años, pero la tradición continúa con nuevas manos
Daniel Carrillo, trabajador desde hace más 15 años de Pollos Montse, toma el relevo para mantener la esencia, el trato y la excelencia al servicio

Montse y Juan, de Pollos Montse, a la izquierda de la imagen, dentro del local en el número 49 de la calle Vint de Bonavista, en Tarragona.
Bonavista despide un trozo de su historia. El emblemático establecimiento Pollos Montse, conocido por sus tradicionales pollos al ast y su trato familiar, cierra una etapa después de más de medio siglo sirviendo en el barrio. Fundado por Montse y Juan, el negocio ha sido durante décadas un referente gastronómico en Bonavista, ganándose el afecto de generaciones de vecinos.
Durante los últimos años, fueron sus hijas, Montse, Maria, y el yerno de los fundadores, José, que continuaron al frente del local, manteniendo vivo el espíritu original: proximidad, dedicación y una receta fiel a sus raíces. Ahora, y después de una vida de esfuerzo, la familia se despide del día a día del negocio con la satisfacción de haber cumplido su misión.
Pero no se trata de un cierre definitivo, sino de una transformación. El testimonio lo recoge Daniel Carrillo, trabajador del establecimiento desde hace más de 15 años e hijo del barrio, que asume el reto de preservar el legado de Pollos Montse. «Este cambio no supone un adiós, sino una transformación. La tradición continúa adelante, ahora con nuevas manos pero con la misma alma» ha explicado Pollos Montse en el comunicado que detalla la transformación del negocio.
Carrillo empezó a trabajar en el local con tan sólo 18 años y, ahora con 36, se siente preparado para liderarlo. «Aunque no sea familia directa de Montse y Juan, los considero casi como unos padres para mí», explica. Su vínculo con el negocio va más allá del profesional: «Estudié psicología, pero mi esencia está aquí, cocinando.»
La jubilación de la familia fundadora motivó el traspaso, pero con una condición clara: que el relevo mantuviera intactos los valores del negocio. Carrillo, que ya es una cara conocida para la clientela, tiene claro su compromiso: mantener el trato próximo y la calidad que siempre han caracterizado Pollos Montse. «Aquí se cuida el cliente. Si un pollo sale más pequeño o más tostado del habitual, se informa, se compensa o se retira. La prioridad es y ha sido siempre el cliente» asegura.
Para él, continuar con este negocio local también es una declaración de principios ante el auge de las grandes cadenas: «Creo que los negocios de toda la vida del barrio son los que realmente marcan la esencia. Con todo el respeto, las franquicias, que cada vez son más, creo que bajan el nivel.»
Con el relevo ya en marcha, los vecinos de Bonavista pueden estar tranquilos: el sabor, la historia y el alma de Pollos Montse continuarán vivos. Ahora bajo la dirección de Carrillo, la tradición continúa, adaptándose al presente sin olvidar nunca sus raíces.