Periodista y escritora
Sant Jordi 2025
Marta Vives: «A las amistades no les exiges nada, pero lo que llegan a hacer, no lo hace nadie»
La periodista y escritora reusense publica ‘Tens la força de les coses’, una recopilación de historias reales sobre mujeres cargadas de fuerza y crudeza donde se exalta el valor de la amistad y la necesidad de reforzar las relaciones entre las personas

Marta Vives presenta su segundo trabajo literario después de su debut con ‘Diguem-ne amor’ el año 2022.
Hace tres años debutaba como escritora con una recopilación de historias reales sobre diferentes visiones del amor que superaban el estereotipo del amor convencional. Ahora Marta Vives (Reus, 1976) da un paso más y, con Tens la força de les coses (Ara Llibres), basado también en historias reales, reescribe el concepto de la amistad a partir vivencias de mujeres y, sobre todo, de crudas situaciones que se sustentan gracias a la fuerza de la compañía encontrada.
En tu primer libro, ‘Diguem-ne amor’, tratas de formas de querer más allá del amor romántico y lo haces en primera persona. Ahora te centras en la amistad, pero hay una narradora y parece que tomes distancia. ¿Qué cambia?
«En Tens la força de les coses quería hacer una cosa diferente, en ningún caso es una segunda parte del Diguem-ne amor. Quería cambiar y explorar maneras diferentes de explicarme. Era una manera de ponerme a prueba y encontrar otras maneras de escribir».
El origen de las historias tampoco es el mismo.
«Siempre son historias reales. En Diguem-ne amor eran historias que yo conocía o que fui a buscar, donde se ve más la periodista, porque eran entrevistas con personajes que yo escogí y yo ponía palabras a su voz. Ahora, en cambio, son historias que me he encontrado y he necesitado una manera diferente de explicarlas. Eso también me ha puesto a prueba, porque hay situaciones que confirman totalmente que la realidad supera cualquier tipo de ficción».
De hecho, algunas de las historias podrían ser una novela por ellas mismas.
«Totalmente. Estoy convencida de que no habría podido escribirlas si hubiera tenido la intención de hacer una novela. No tengo bastante imaginación para inventar situaciones como las que la vida ha creado para los personajes. Quizás por eso me voy distanciando cada vez más de Marta periodista y he intentado crear una voz un poco más literaria».
Tanto el título como los cuatro bloques y el epílogo tienen una relación directa con los versos de Enric Casasses que Carme Junyent te pide que leas en su funeral. ¿Cómo se genera el vínculo entre Carme y el libro?
«No es una situación querida. Estaba trabajando en las historias antes de la muerte de Carme, pero no tenía claro cómo explicarlas. Tenía la fórmula del primer libro, pero no quería hacer lo mismo y buscaba otro camino. En este camino pasó eso de Carme, una amistad encontrada con la que se había generado un vínculo muy potente y que, a raíz de su enfermedad, me pide que lea una carta cuando llegue el día de su funeral. Para mí es una situación muy dura, porque yo no pertenecía a su círculo más íntimo y nunca nadie me había pedido una cosa parecida. Es entonces cuando, aparte de la carta, me envía el poema Tens la força de les coses».
En cierta manera, es Carme quien te da la llave del libro.
«Indirectamente, sí. Carme era todo fortaleza, antes de la enfermedad y después, muy apasionada y potente. Una sabia... Fue un tiempo después de su funeral cuando me doy cuenta de que los versos hablan del mar y de los árboles, como dos de mis historias... y lo veo claro. A partir de aquí, el libro se organiza en bloques vinculados con el mar, los volcanes –que son mujeres como volcanes–, los árboles y la verdad, como el poema de Casasses. Es entonces cuando introduzco a la narradora –porque las historias son lo que explicas, no quién las explica– y tampoco aparecen los lugares, para evitar cualquier juicio externo».
De hecho, el poema y Carme Junyent tienen también su papel al final del libro y es la única protagonista no anónima.
«Sí. Cuando pienso, me doy cuenta de que mi relación con Carme es una historia más de amistad encontrada, entre dos mujeres de generaciones diferentes, que se conocen en un entorno de trabajo y que generan un vínculo más allá de lo que habrían podido imaginar».
Todas son historias de mujeres y todas muy duras, de aquellas que nuestras madres dirían ‘cosas de mujeres’, con un punto de tabú...
«Ciertamente. Son todas muy duras y crudas, cosas que hace unos años muchas mujeres sufrían y no podían explicar a nadie, aunque son cosas que pasan continuamente, como el nacimiento de un hijo muerto, una enfermedad, la muerte de alguien próximo... Cosas de mujeres, que pesan, que quedan escondidas, y que no se explican. De todos modos, son cosas en las que también los hombres se pueden ver reflejados, por el mismo peso de la historia y porque todos somos hijos de una madre».
La relación con los pares con la madre, concretamente– también es protagonista de una historia. ¿Es otro tipo de amistad?
«Llega un momento de la vida que descubres otra manera de ver a tus padres. Te das cuenta de que han vivido cosas de las que tú no eres consciente, y eres capaz de tener conversaciones de tú a tú y de plantearte cómo sería una relación de amistad con tu madre o tu padre si tuviera tu edad, sin el salto generacional. También quería explicar eso, porque, en cierta manera, lo vivimos todos cuando tomamos el rol de cuidadores y pasamos a cuidar a quien se ha hecho cargo de nosotros toda la vida».
Si tuviéramos que resumir ‘Tens la força de les coses’ en una frase, no dudaría a decir que es pura exaltación de la amistad.
«A diferencia de la pareja, a los amigos no los juzgas. Son como son y no esperas que cambien. Las parejas e, incluso, los padres, intentas que sean como tú querrías, pero a las amistades no les exiges nada, y lo que llegan a hacer no lo hace nadie. Sabes qué hay y con eso haces. Marina Garcés dice que la amistad es la única relación humana que no está institucionalizada, y no puedo estar más de acuerdo. No hay juicio con respecto al otro y, en este caso, en ninguna de las historias hay ningún juicio, sólo está la libertad de querer ser, o ser, lo que uno desea».
Sin embargo, y sin ánimo de partir nada, no parecen buenos tiempos para la amistad.
«Las redes sociales y la tecnología no ayudan y el mundo va al revés, pero reclamo este amor en cualquier lugar y en las cosas pequeñas. La amistad da muchas oportunidades y tenemos que tener más piel y mirarnos más. La última barbaridad que he visto es que la gente utilice el ChatGPT para tener conversaciones como si fuera un amigo».