Sociedad
La plataforma para sellar el Castor estará unos días delante de la costa de Tarragona
La profundidad necesaria para hacer la maniobra de separación del barco que la transporta impide que entre a puerto
La plataforma de operaciones que sellará los pozos submarinos del proyecto Castor, en la costa tarraconense.
La plataforma de operaciones que tiene que sellar definitivamente los pozos submarinos del proyecto Castor estará unos días delante de la costa de Tarragona. La unidad, llamada Noble Resolve, llegó este domingo, se encuentra a una milla de la playa y tiene unos 150 metros de altura.
Noble Resolve se encuentra acoplada al barco Xiang Rui Kou, que es el que la ha transportado hasta Tarragona. Entre este lunes y martes está previsto que empiecen las maniobras para separarse. La operación se llevará a cabo en mar abierto ya que se necesita una profundidad de más 30 metros, superior a la que hay en el interior del puerto de Tarragona.
Según han explicado fuentes del puerto tarraconense, para realizar la separación, el Xiang Rui Kou tendrá que rebajar su nivel de flotabilidad hasta quedar sumergido. Entonces, las dos estructuras se separarán y el barco podrá volver a la superficie. Una vez la operación se haya completado, la unidad Jackup MODU será remolcada hasta los alrededores de la plataforma Castor, donde tendrá que instalar 37 tapones en trece pozos. Este remolque sin embargo, todavía no tiene fecha definida pero como muy pronto se produciría a finales de esta semana.
A mediados de marzo de este año, el gobierno español dio luz verde a la declaración de impacto ambiental (DIA) que tiene que permitir la operación, que se dividirá en tres fases. En primer término, se aproximará y posicionará la plataforma de operaciones, que se anclará en el fondo marino. En la segunda fase se ejecutará el sellado y abandono definitivo de los pozos. Es en este momento en que está prevista la retirada de los tapones temporales y la limpieza del fluido «detectado en 2015 que impregna las paredes interiores de los pozos» para asegurar la adherencia del cemento. La compañía apuntó en aquel momento la existencia de restos de petróleo de producción. En la última fase, se restaurará el fondo marino y se efectuará la desmovilización, tanto de la plataforma de operaciones como de los equipos y el personal.
Se trata de unos pozos submarinos cerrados desde 2016 con unos sellos provisionales, que tienen una caducidad de entre dos y cuatro años. En total, se tienen que instalar 37 tapones, 22 de los cuales utilizando la perforación mecánica y el resto, con detonaciones en el subsuelo marino. Según cálculos de Enagás de hace tres años, el coste de todo ascendía hasta unos 70 millones de euros.