Diari Més
Eva Comas-Arnal

Premio Proa de novela

Entrevista

Eva Comas-Arnal: «Escribí esta novela también con un sentido de país»

La escritora, traductora, periodista y filóloga ha ganado el 6.º Premio Proa de novela con ‘Mercè y Joan’ (Edicions Proa)

Eva Comas-Arnal este lunes en Tarragona.

Eva Comas-Arnal este lunes en Tarragona.Gerard Marti Roig

Cristina Serret
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Mercè y Joan relata la historia de amor en el exilio entre Mercè Rodoreda i Armand Obiols. ¿Qué te llevó a escribirla?

«Hace más de diez años que investigo la figura y la obra de Rodoreda, y he publicado dos ensayos. El segundo, lo escribí a partir de una novela inacabada, de 700 páginas, que dejó al Instituto de Estudios Catalanes. Leyéndola, me encontré con unos comentarios, pequeñísimos, del Obiols, y empecé a estudiar lo que él le decía y lo que ella hacía con aquello que él le decía, y el diálogo me cautivó».

Rodoreda te llevó a Obiols.

«Empecé a investigar más a fondo y encontré que Armand Obiols estuvo trabajando en la sede de la Generalitat en el exilio, entre el 45 y el 48. Fui al Archivo de Cataluña y localicé un cartapacio con todas las facturas: había las máquinas de escribir, la radio que compraron, la portera... Y entonces pensé que todo aquello lo tenía que escribir, pero no como una investigación, sino de una manera que llegara a más gente. Yo estudié en una escota de raíz republicana, y no sabía que había habido un gobierno en el exilio, con consellers como Pompeu Fabra, Josep Carner o Antoni Rovira i Virgili...».

Su historia de amor empieza en el castillo de Roissy-en-Brie en 1939, un lugar donde está la flor y nata de la intelectualidad republicana catalana.

«El 23 de enero del 39, unos cuantos intelectuales se marchan al exilio en un bibliobús de la Institución de las Letras Catalanas, y al día siguiente se marchan más en un camión. Van a parar a este lugar porque están cubiertos por la ILC, por el Pen Club... Y también por los occitanistas, que sienten una fuerte necesidad de ayudar a los escritores catalanes. Y hacen este tipo de Press camp, con veinte escritores catalanes y veinte castellanos. Ellos eran la voz, los que tenían que explicar lo que había sucedido a España y como de mal estaban los exiliados en los campos. Y lo curioso es que los catalanes, de aquello, generan un mito. Lo escriben, lo explican en cartas... Ahora, todos son muy conscientes de que aquello es provisional y que se tendrán que marchar».

Está aquí donde conocemos la Rodoreda enamorada y vemos a una mujer de acción, que se enamora de Obiols, que tiene mujer e hija en Cataluña.

«Todos tenemos la imagen de la Rodoreda cuando ya es famosa, a partir del 66: es aquella señora imponente, afable y repuesta. Pero la Rodoreda de los 30 años es una mujer separada, que tiene la pena y el dolor de haber dejado a un hijo de diez años a su país, pero también toda la fuerza para vivir y el deseo claro de escribir. En algunas entrevistas ella confiesa que es muy tímida, pero el que yo he visto es una persona muy efervescente, eléctrica y vital».

Y todo tiene como trasfondo la España franquista y la Segunda Guerra Mundial. Es una historia de ganadores y perdedores.

«A eso también me interesaba mucho explicarlo: nuestros exiliados perdieron dos veces: al 39 y después a partir del 45. El gobierno que montan tiene que servir para preparar el retorno. A principios de los años 40, Rodoreda dice en unas cartas que Obiols volverá con la mujer y la hija y ella volverá a Sant Gervasi, e incluso dice que quizás la harán Consellera de Cultura. Tenemos que pensar que ellos tenían como recuerdo la dictadura de Primo de Rivera, que duró siete años, y tenían cuello abajo que Franco se acabaría cayendo. Pero a los americanos les interesó más tener bases y que hubiera un títere como Franco».

¿Cómo vives el libro, ahora que ya no está en tus manos?

«Ha pasado que me viene a encontrar a mucha gente que ha tenido los padres o los abuelos exiliados. Y eso me gusta mucho, porque cuando estaba escribiendo la novela, aunque era una historia de amor, también lo escribía con sentido de país. Estoy explicando la historia de una pareja que ha perdido sus vínculos internos, pero eso no les pasó sólo a ellos. Y cuando me viene gente que me agradece que lo haya escrito, porque ve resonar la historia de su familia, es muy emocionante. Me lo pasé muy bien haciéndola, ahora me lo estoy pasando muy bien explicándola, y tengo muchas ganas de seguir estudiando esta época. No sé si con ellos o con otros personajes».

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