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La Escuela de Música de Tarragona espera recuperar las matriculaciones prepandemia

El número de alumnos creció en el 2019 en las tres sedes, pero la irrupción de la covid frenó esta proyección ascendente

L'escola ofereix cursos per aprendre a tocar instruments convencionals i també tradicionals.

La Escuela de Música de Tarragona espera recuperar las matriculaciones prepandemiaGerard Martí

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La Escuela Municipal de Música experimentó un crecimiento en el curso 2019-20. La irrupción de la covid, sin embargo, frenó su proyección ascendente. Las matriculaciones, que iban al alza, sufrieron un descenso del 20%. En aquel momento, pasó de sumar unos 600 alumnos entre las sedes de Armanyà, de Sant Pere i Sant Pau y de Ponent, a tener unos 400.

El año pasado, la escuela empezó a recuperarse de esta bajada. Para este curso, de momento, cuenta con 450 inscritos, pero todavía está abierto el plazo de inscripciones en algunos de los ciclos ofrecidos. Así que, en las próximas semanas, se prevé que esta cifra vaya subiendo. «Esperamos que siga aumentando y que crezcamos en nivel de alumnos», confiesa el director de la Escuela Municipal de Música, Alexis Lanza.

La oferta formativa se divide en dos líneas, una de larga duración y otra de corta. Por lo que respecta a la primera, está dirigida a aquellos alumnos que entran en la escuela con 4 años y van promocionando de curso hasta llegar a los 18. «Aglutinan el gran grosor de los matriculados en julio», apunta Lanza, quien añade que hay niños y jóvenes de entre 9 y 12 años, sin conocimientos de música, que acaban incorporándose a esta línea de larga duración más tarde. Por otra parte, también hay un ciclo para adultos, que dura 4 años. Con respecto a la oferta de corta duración, se impulsan diferentes cursos para adolescentes y adultos que consisten en formar parte de agrupaciones o hacer canto coral, entre otros. También hacen talleres de música en familia, enfocados a los niños de entre 0 y 3 años.

Donde más se notó la bajada de matriculaciones fue en los cursos de larga duración. No sólo por la pandemia, sino por la baja natalidad. «Si antes teníamos lista de espera, ahora, entran todos porque no hay tantos niños», apunta. Por otra parte, el director de la escuela también cree que «está costando remontar la situación» porque, a raíz de la pandemia, ha habido un cambio de hábitos, «otra manera de vivir». Además, la situación económica en los hogares no está acompañando. Desde el centro se han tomado medidas para favorecer que las personas con dificultades con bonificaciones de hasta el 100% por discapacidades o del 50% para familias numerosas.

«El proceso es lento, pero vamos recuperando las matriculaciones», indica Lanza, quien ha destacado que, aparte de conseguir a más alumnos, el objetivo es fidelizar los que ya lo son. Conscientes de que, en la adolescencia, la juventud empieza a tener diferentes intereses, desde la escuela apuestan por crear una oferta variada, con optativas como la de producción musical, para que puedan decantarse por lo que más les apetezca.

Además, han flexibilizado el plan de estudios para que los alumnos no pasen tantas horas en el aula: «Son medidas para adaptarnos a la situación social actual». Sin embargo, reconoce que muchos acaban dejando la música cuando empiezan el Bachillerato o van a la universidad, porque no pueden compaginarlo con los estudios. «Para mí, el éxito es que no abandonen la música aunque estén estudiando otra cosa», dice Lanza.

Oferta formativa instrumental

La oferta formativa instrumental de la Escuela Municipal de Música es amplia, donde también se enseñan materias como canto coral o lenguaje musical. Se puede aprender a tocar el piano, la guitarra clásica, el violonchelo, el violín, la flauta travesera, el clarinete y el saxófono. Además hay clases de guitarra eléctrica y batería en el aula de Sant Pere i Sant Pau, ubicada en la Escuela Marcel·lí Domingo, y en la de Ponent, en la Escuela Els Àngels, donde también se puede aprender a tocar la guitarra flamenca.

En el 2004, la Escuela Municipal de Música hizo una apuesta decidida por los instrumentos tradicionales. Desde aquel año, en la sede de Armanyà, se imparten clases de tarota, tible y tenora, percusión tradicional, acordeón diatónico, gaita y flautín y tamboril. «Somos de las pocas escuelas que tenemos instrumentos tradicionales», destaca Lanza, quien explica que también realiza proyectos de música comunitaria a centros de educación primaria y secundaria. También en las escuelas de educación especial y en los hogares de niño. El año pasado, la escuela llegó a 1.400 alumnos con todos sus servicios.

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