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Simulacro

Las alarmas paran los goles en el campo de fútbol del barrio de Bonavista

Unas 60 personas se confinaron con éxito en los diferentes espacios de las instalaciones deportivas

Persones tancades al vestidor del camp de futbol de Bonavista.

Las alarmas paran los goles en el campo de fútbol del barrio de BonavistaRoger Freixa

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Niños y niñas, madres y padres, entrenadores, directivos, trabajadores... Todas las personas presentes ayer tarde en el campo de fútbol municipal de Bonavista se refugiaron rápidamente cuando las sirenas empezaron a sonar a las 18.30 horas. Algunos, en el bar. Otros, en los vestuarios.

«Se tendrían que hacer más simulacros», comentaba Vanesa Lillo poco después de recibir la notificación pertinente al teléfono móvil, de la misma manera que otros padres y familiares que esperaban que pasaran los quince minutos para volver a las graderías y que se reiniciaran los entrenamientos. «El aviso en el móvil es fantástico», apuntaba. Lillo, vecina de Sant Pere i Sant Pau, acompañaba a su hija, jugadora del Racing Club de Futbol de Bonavista. Niños y adolescentes de todos los equipos presentes en las instalaciones se dirigieron a los vestuarios, tanto los del mismo Racing de Bonavista como los del Club Cultural Bonavista, las dos entidades deportivas que comparten el campo.

Una vez llegaron a la zona de confinamiento, directivos y técnicos ofrecieron una charla didáctica a sus jugadores sobre por qué se hacía el simulacro. «Cuando se produjo la explosión enIQOXE, estábamos entrenando y no sonó la alarma y no sabíamos qué hacer. Ahora la gente está más concienciada», explicaba el presidente del Club Cultural Bonavista, Ramón López.

Sin embargo, tanto López como Lillo comentaron que se tienen que hacer simulacros más a menudo. «Tendrían que hacer uno sin avisar, como si fuera un caso real. Que lo notifiquen a las personas necesarias y basta. Cuando sabes que no es real, actúas diferente», apuntaba Lillo.

A su vez, Paola Regifu, vecina de Bonavista consideraba necesario el simulacro para «aprender a actuar» en caso de accidente químico. «El día de la explosión en IQOXE no estaba. No habría sabido qué hacer en aquel momento. Mi marido, por ejemplo, quería salir de casa, que es lomás normal cuando la gente está asustada», relataba Regifu, quién también destacaba la campaña informativa previa de Protección Civil.

En este sentido, una miembro de la junta directiva del Club Cultural Bonavista, Araceli Gómez, también remarcaba la importancia de informar a la población: «La campaña ha sido muy buena, ha habido reuniones con entidades, se ha explicado en los centros cívicos y enlas escuelas. Era necesario porque también hay mucha gente nueva en el barrio que no sabía cómo actuar».

El presidente de la entidad, aunque valoró positivamente el trabajo de comunicación de Protección Civil, indicaba que «ha faltado que pasaran por las calles con la megafonía». Precisamente, el presidente del Racing de Bonavista también compartió su opinión. «De todos modos, aquí lo hemos hecho bien, hemos actuado tal como marca el protocolo, pero si el accidente fuera de verdad y no un simulacro, la carretera estaría llena de coches», añadió.

Más allá de las instalaciones del campo de fútbol, los negocios cerraron y sus clientes se refugiaron en el interior de los locales. Por otra parte, bastante gente seguía paseando por la calle y no se confinó en casa o en un establecimiento próximo. «Hay gente que no ha seguido el simulacro y se han quedado en la calle como si nada», expresaba un voluntario de Protección Civil, Aitor Arco, quién acudió hasta Bonavista para hacer seguimiento de la jornada.

«Creo que no se lo toman seriamente porque las sirenas, cuando tienen que sonar, no suenan», añadía. En el centro cívico del barrio, los responsables anunciaron una buena evolución de los hechos con unas 23 personas confinadas, que siguieron haciendo las tareas habituales en la ludoteca, en los despachos, la conserjería y las salas de estudio. Una vez pasados los 15 minutos, todos los vecinos de Bonavista reanudaron su rutina.

En el centro cívico de Torreforta se confinaron más de 80 personas y, entre el Palau d'Esports y los gimnasios de Riuclar, Campclar y Bonavista, más de 800. «La ciudadanía ha hecho posible que el simulacro haya sido un éxito», señaló el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà.

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