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Descubren en Tarragona que unas nuevas moléculas magnéticas pueden guardar informació

Las moléculas magnéticas pueden guardar información a temperatura ambiente, lo que podría suponer una revolución tecnológica

Imatge de l'Institut Català de Recerca Química (ICIQ) de Tarragona.

Descubren en Tarragona que unas nuevas moléculas magnéticas pueden guardar informacióICIQ

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Investigadores del Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ) de Tarragona han liderado el descubrimiento de unas nuevas moléculas magnéticas capaces de guardar información a temperatura ambiente, lo que podría suponer una revolución tecnológica.

El investigador del ICIQ José Ramón Galán-Mascarós ha explicado que «algo que parecía imposible es ahora una realidad» y ha puesto como ejemplo para evaluar la magnitud de éste descubrimiento los discos duros de los ordenadores actuales.

«En un disco de unos 10 centímetros de diámetro somos capaces de almacenar un Terabit, es decir, un millón de millones de bits. Con el tamaño de estos nuevos bits moleculares podríamos llegar a almacenar el equivalente a 1.000 Terabits o mil discos duros actuales, ocupando la misma superficie. El ahorro en espacio y energía es potencialmente enorme», ha indicado.

En los discos duros actuales, un campo magnético se encarga de 'escribir' o 'borrar' la información y las moléculas descubiertas en este estudio, que publica la revista 'Chem', funcionan del mismo modo.

Según los investigadores del ICIQ, las moléculas representan la unidad de miniaturización definitiva, pero hasta ahora la comunidad científica consideraba imposible mantener el efecto memoria magnética a nivel molecular, ya que éste se pierde rápidamente como consecuencia de fenómenos térmicos. Por ejemplo, para exhibir esta propiedad, los imanes unimoleculares (SMM; del inglés Single Molecule Magnets) requieren temperaturas extraordinariamente bajas, de -193ºC.

En este trabajo, los investigadores han demostrado que el efecto memoria en una molécula tiene lugar incluso cuando ésta se encuentra disuelta y en condiciones ambientales, tras múltiples evidencias experimentales, entre ellas técnicas magnéticas y espectroscópicas.

Estos resultados son fruto de casi ocho años de trabajo de los grupos de investigación de José Ramón Galán-Mascarós, Mónica H. Pérez-Temprano y Julio Lloret-Fillol, además de haber contado con los cálculos teóricos hechos por Eliseo Ruiz, profesor de la Universidad de Barcelona.

«Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias, que sólo nos pueden ser dadas gracias al esfuerzo complementario de múltiples técnicas y experimentos. El ICIQ lideró el proyecto, pero también tuvimos la suerte de reunir a un equipo único e interdisciplinar», ha destacado Galán-Mascarós.

«Nuestra amplia experiencia en Resonancia Magnética Nuclear para dilucidar los mecanismos de reacción fue clave para investigar este nuevo fenómeno. Un problema muy diferente que pudimos abordar con éxito abriendo nuestras mentes, tratando de pensar más allá», ha añadido Pérez-Temprano.

Los investigadores han recordado que el comportamiento de estas moléculas «estaba prohibido según la teoría clásica admitida hasta ahora». Sin embargo, aunque la teoría anterior no está siendo refutada, la aparición de esta propiedad molecular inesperada no había podido explicarse hasta ahora.

El descubrimiento de este proceso es ahora ciencia básica de laboratorio, pero estos resultados abren un abanico de posibilidades para almacenar datos moleculares a temperaturas tecnológicamente relevantes.

Según los investigadores, el descubrimiento es una nueva forma de almacenar información multifuncional (óptica o magnética) y todo apunta a que se trata de la punta de un gran iceberg para futuras tecnologías. «Lo imposible es la ciencia que todavía no se ha descubierto y en el ICIQ un imposible ha pasado a ser ciencia», han concluido los investigadores.

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