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Los pasteleros artesanos de Tarragona se enfrentan a una crisis de supervivencia comercial

El incremento de los precios de las materias primas y la falta de relieve generacional dificultan la continuidad de estos negocios tradicionales

José González, treballant al seu obrador de pastisseria tradicional.

Los pasteleros artesanos de Tarragona se enfrentan a una crisis de supervivencia comercialXavi Jurio

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El presidente del Gremio de Pasteleros Artesanos de Tarragona, José González, ha hecho saber su preocupación por el cierre en los últimos tiempos de varias pastelerías históricas de la ciudad, como ahora la Palau, la más antigua, que trabajó por última vez al acabar las fiestas de Sant Magí.

González atribuye esta situación al aumento del precio de las materias primas, a la competencia de las franquicias y a la falta de relieve generacional, y cree que la solución estaría en hacer un control más preciso de la profesión y el establecimiento de una escuela de oficios. Según González, «a mí me preguntan muchas veces porqué pasa eso, y en lo primero que pienso es en los establecimientos que se presentan como pastelerías artesanas y, en realidad, no lo son. De hecho, hay muchas franquicias, y ahora en Tarragona han llenado gran parte del espacio disponible», dice.

Encarecimiento

El presidente del gremio también ha hablado de la inflación, afirmando que «ahora los productos de las materias primas son mucho más caros que antes y, eso, naturalmente, afecta a las tarifas finales de nuestros productos».

Otra razón que motiva el cierre sucesivo de las pastelerías artesanas es la falta de relieve generacional, porque «es un oficio muy sacrificado, donde te tienes que levantar muy temprano y estar al tanto granparte del día», cosa que, según Gonazález, no sería suficiente para motivar a la gente joven que quiere un trabajo.

Para el presidente del gremio, este fenómeno no pasa sólo en Tarragona, ya que «en Barcelona no hace mucho tiempo había más de 1000 pastelerías, y ahora han quedado por debajo de 300», citándolo como ejemplo de un problema de todo el sector.

González piensa que se podrían aplicar medidas para revertir la situación, como «un certificado profesional para que sólo se pueda llamar pastelero artesano quien lo sea de verdad, y también, y eso es lo más importante, una escuela de oficios, porque el beneficio lo sacará de ello el personal, y no la economía», dice.

González también cree que se tienen que trabajar las sinergias entre pastelerías y restaurantes, de manera que estos últimos incluyan una carta de postres de calidad en sus menús, cosa que aumentaría la promoción de ambos establecimientos.

Por otra parte, otro pastelero artesano, Marc Garcia Llauradó, consciente también de la crisis, teme que esta «tendencia de pastelerías al cierre» se debe a la falta de relieve generacional, porque los propietarios se han hecho mayores y no encuentran a quien les sustituya.

En cualquier caso, se queja de que hay demasiadas dificultades administrativas para quien quiere empezar un negocio de estas características. «Los jóvenes no necesitamos que nos regalen nada» afirma, pero la Administración nos lo podría poner más fácil. Vamos al Ayuntamiento y es muy complicado saber qué camino burocrático tenemos que seguir».

Garcia Llauradó considera preocupanteque en los últimos tiempos «se haya duplicado el precio de la materia prima, el de la electricidad y toda la energía. Nosotros no podemos duplicar a los clientes los precios de los productos». Por todo ello, piensa que la solución vendrá si el sector «está más regulado y es lo más justo posible», dice.

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