«La experiencia te llena mucho, pero también te deja un vacío enorme»

Argilaga recibió el viernes por la tarde a seis refugiados ucranianos, cuatro mujeres y dos niños, que llegaban con la autocaravana que Carlos Ocampo, vecino de esta población, y Gilbert Leite, de Vimbodí, habían pilotado hasta la frontera entre Polonia y Ucrania para traer ayuda humanitaria. Cuando se marcharon el lunes de la semana pasada, ya tenían la intención de volver con el vehículo lleno y Olga, con sus dos hijos, Christian (4 meses) y Markian (3 años), Irene, Olona y Yuliya hicieron el viaje de vuelta con ellos. Todos ellos tenían familia o amigos en las comarcas de Tarragona, que fueron a recogerlos al Argilaga y los recibieron con los brazos abiertos y los ojos llenos de lágrimas.

Ocampo y Leite traían marcado en la cara el cansancio de cuatro días de conducción y las emociones a flor de piel portodo lo que habían visto durante esta aventura. «La experiencia ha sido brutal, te llena muchísimo ayudar a la gente a salir de allí, pero también te deja un vacíoenorme. Te das cuenta de que eso sólo acaba de empezar porque hay muchísima gente a quien se le ha roto la vida y necesita nuestra ayuda», apuntaban. Por eso han decidido volver a repetir y ya están preparando el segundo viaje, que tienen previsto iniciar en una semana.

Las más de 2,5 toneladas de ayuda humanitaria que subían hasta la frontera entre Polonia y Ucrania las consiguieron gracias al llamamiento que Carlos Ocampo hizo a través de redes sociales y que los vecinos de Argilaga, la Secuita, Vistabella y las Gunyoles respondieron aportando material médico, ropa, comida... La dejaron a Przemysl (Polonia), en un almacén logístico que una empresa de transporte ha cedido a las milicias ucranianas para recibir la ayuda que llega y hacerla entrar después hasta Ucrania.

Una vez en casa, Ocampo y Leite reflexionan sobre lo que han vivido. «Este viaje nos ha cambiado la vida. Cuandoves la necesidad de la gente y al mismo tiempo sientes que gobiernos y grandes ONGs piden que nadie haga el viaje de manera individual y que se haga todo por los canales oficiales, que son mucho más lentos, piensas que el mejor acto de rebeldía es desobedecer y continuar con nuestro objetivo: ayudar al mayor número de personas posibles», concluyen. Por eso han vuelto a abrir una campaña por redes sociales para pedir más ayuda y volver a embarcarse en el mismo viaje de aquí una semana. «Esta vez, sin embargo, quizás podamos con dos autocaravanas y podamos bajar a más refugiados», explican. Cualquier persona que quiera colaborar, lo puede hacer enviando un whatsapp a Ocampo (672 875 026 ) o contactando a través de las redes sociales de Facebook o Instagram (@skywalker1320 ).

Más iniciativas particulares

La de Ocampo y Leite no es la única iniciativa de este tipo que ha surgido en las comarcas tarraconenses. Helena Llagostera y su pareja, de Valls, hicieron un viaje similar pero ellos llegaron hasta la frontera húngara, donde descargaron ayuda humanitaria y pudieron traer cinco personas más: una familia de abuela, madre e hija de 1 año y otra madre con un niño de 9 años. En su caso, todos ellos se alojan, desde ayer, el día en que llegaron, en un piso que Llagostera tiene enSitges y que ha puesto a disposición de las dos familias. «Ahora estamos tratando de arreglar todos los papeles para los cuales se puedan quedar aquí y escolarizar a los niños», explica esta vecina de Valls.

Igual que Ocampo y Leite, Llagostera está convencida de que iniciativas particulares como estas están ayudando a mucha gente. «Mientras las grandes ONGs y los gobiernos no arrancan la maquinaria oficial, todas las furgonetas o vehículos que suban para sacar a la gente de allí y ayudarla a buscar una nueva vida están haciendo un gran trabajo», explica. «De hecho, por la carretera encontramos muchísimos», añade.