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Tarragona vive una cuarta noche de botellones de nuevo al parking del cementerio

La fiesta se ha alargado durante toda la noche y todavía se veían personas a primera hora de la mañana de este domingo

Imagen de los restos del botellón durante la mañana de este domingo.

Tarragona vive una cuarta noche de botellones de nuevo al parking del cementerioCedida

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Tarragona vive una cuarta noche de botellones, de nuevo con el parking del cementerio como epicentro. Según testimonios vecinales, los jóvenes se empezaron a reunir hacia las 2 de la madrugada de este domingo y han alargado su fiesta particular, con bebida, ruidos y sin distancia de seguridad hasta primera hora de la mañana de este domingo.

Según informa la Guardia Urbana, se ha elaborado un control dinámico de puntos de botellones en la ciudad, como son el Cementerio, la playa del Milagro y l'Arrabassada, el Vall de l'Arrabassada y la estación de la ITV. A la 1:20 de la madrugada agentes de la Guardia Urbana junto con una máquina de agua de FCC han podido vaciar la plaza de la Fuente, donde se concentraron unas 500 personas. A las 1:55 los agentes desalojaron la plaza de los Cedazos y finalmente se acabaron de dispersar los jóvenes que se habían aglomerado a la confluencia entre Bajada de la Misericordia y el Trinquet Vell. A las 2:10 más de dos dotaciones dispersaron los grupos de jóvenes situados en el paseo de Sant Antoni y a las 2:20 empieza la vigilancia dinámica de los grandes grupos de botellones que se habían reunido en la ciudad.

Aunque las fiestas de Santa Tecla ya se han acabado, se han vuelto a ver botellones con el parking del cementerio de nuevo como epicentro, donde se han vuelto a concentrar unas 1.500 personas, bajo la mirada del control de seguridad formado por los Mossos y la Guardia Urbana. Esta vez también se han visto concentraciones de personas en el camino del Llorito.

Según testimonios vecinales, la fiesta se ha alargado durante toda la noche hasta las 8 de la mañana de este sábado, sin ninguna actuación policial para intervenir y detener la fiesta. Los vecinos denuncian que estos actos son «inhumanos para el descanso de los vecinos» y resultan una «vergüenza» que se repitan día tras día.

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